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Thursday, August 9, 2012

Diez pinturas inolvidables

Diez pinturas inolvidables XVIII (Galería Borghese de Roma) 18 enero 2011

 Ofrecemos hoy la decimoctava entrega de esta serie que tiene por finalidad la de seleccionar diez pinturas de las mejores pinacotecas y museos del mundo. En esta ocasión nos ocupamos de la famosa Galería Borghese de Roma, un palacio que se hizo construir el cardenal Scipione Borghese en el siglo XVII y para cuya realización contó con los servicios del arquitecto holandés Jan van Santen. El palacio cuenta con una extraordinaria colección de obras escultóricas y pictóricas, estas últimas preferentemente de pintores del Renacimiento y del Barroco. Caravaggio destaca sobremanera en este museo que fue adquirido por el Estado Italiano en 1902. Con esta entrada, atesoramos ya 180 cuadros de dieciocho museos del mundo: Así, hasta ahora, hemos visitado El Prado, El Louvre, La Galería de los Uffizi, La National Gallery londinense, El Rijksmuseum de Amsterdam, El Orsay parisino, el Metropolitan de Nueva York, la Alte Pinakothek de Munich , el Museo Thyssen-Bornemisza, el Kunsthistorisches de Viena , el Hermitage de San Petersburgo , el Reina Sofía, la Pinacoteca di Brera en Milán, el MOMA neoyorquino, el Art Institute de Chicago, el Museo de Bellas Artes de Boston, la Tate Gallery… Y los que nos quedan. Cumplimos así los deseos de la madrina de este blog, Amalia, de quien hemos recibido la bendición para seguir con esta serie que comenzó con la idea de salvaguardar las mejores obras de la pintura universal ante el advenimiento de una presumible catástrofe cósmica que luego resultó ser inexistente. Espero que mi selección sea de vuestro agrado.
1- CRUCIFIXIÓN CON SAN JERÓNIMO y SAN CRISTÓBAL de Pinturicchio: Ayudante de Perugino en la decoración de la Capilla Sixtina, Pinturicchio — Bernardino di Betto — fue un pintor sordo pero dotado de una extraordinaria habilidad para el dibujo y el colorido. Este cuadro, de muy reducidas dimensiones, muestra su experiencia como miniaturista y deja patente su dominio del dibujo. Destaca sobremanera el ensoñador paisaje del fondo dinamizado por los meandros del río. Colaborador de Rafael en su última etapa, su pintura a veces se confundió con la de éste. Este diminuto cuadro pierde muchos enteros en las ilustraciones.
2- DAMA CON UNICORNIO de Rafael: A nadie se le puede escapar a estas alturas que soy un fanático de la pintura de Rafael. Este sensacional retrato data de la época en que trabajó en el taller de Perugino y en donde también tuvo contactos con Pinturicchio. Aquí se recoge la elegancia de la factura y el gusto de las tonalidades claras de su maestro. Obra también de reducidas dimensiones, existen dudas sobre la identidad de la retratada y mientras algunos especialistas sugieren que es la hermana del pintor otros se decantan por una joven de la familia Borghese. La expresividad en el rostro de la joven así como la impecable factura del dibujo anticipan la desbordante genialidad y sensibilidad que posteriormente desarrollará Rafael en sus obras. Magistral retrato de precioso colorido.
3- VIRGEN CON SAN FLAVIANO Y SAN ONOFRE de Lorenzo Lotto: Pintor ecléctico por naturaleza y por su afición a los viajes para asimilar otras escuelas pictóricas de Italia, Lorenzo Lotto fue discípulo de Tiziano y Giorgione en Venecia. El cuadro presenta una agitación, especialmente en el niño, propia del nervioso carácter del artista. Se advierte también una ligera distorsión en la pose de la Virgen que anticipa de algún modo el manierismo. Los colores son muy potentes y el juego de miradas de los personajes presenta una rica variedad de estados de ánimo. Lotto debió abandonar los pinceles en sus últimos años como consecuencia de una fatal ceguera. Fue un artista muy apreciado en el norte de Italia aunque le costaba mucho colocar sus obras en el mercado.
4- AMOR SACRO Y AMOR PROFANO de Tiziano: Obra con claras influencias de sus entonces maestros Giovanni Bellini y Giorgione, este cuadro es una verdadera joya por la extraordinaria puesta en escena y la exquisita iluminación. El lienzo fue producto de un encargo de uno de los Diez Consejeros de la República de Venecia y representa a una doncella sentada junto a Cupido y siendo asistida por la diosa Venus. La sensual y típica belleza renacentista de las dos mujeres ha sugerido en ocasiones que se trata de la misma persona. El cuadro ofrece todo tipo de contrastes dentro de una gran estabilidad armónica y permite adivinar un cierto concepto del neoplatonismo renacentista por medio del poético paisaje del fondo. Obra maestra absoluta que me llevo directamente a mi casa.
5- DANAE de Correggio: Antonio Allegri, conocido como Il Correggio, es otro de esos pintores que nunca me dejan indiferente. Esta obra se corresponde con el encargo de los Gonzaga para decorar la Sala de Ovidio del Palacio del Té en Mantua. El cuadro es un derroche de buen gusto y sensibilidad por parte de Correggio, con unos sutiles toques de claroscuro que intensifican las tonalidades hasta alcanzar un punto sensualmente mágico. La escena de interior está dulcemente perfumada por una atmósfera lumínica un tanto irreal y que contrasta con el paisaje que se observa a través de la ventana. Los pliegues de las sábanas y las distintas gamas de color blanco están resueltos de una forma realmente portentosa. Grandísima obra.
6- LA ÚLTIMA CENA de Jacopo Bassano: Hijo de un artesano de retablos y altares, Bassano sentía una especial predilección por pintar escenas bíblicas utilizando a los mismos personajes que veía por el campo durante sus paseos. Fue un pintor naturalista por excelencia y en muchas de sus obras destaca el elemento inerte sobre el animado. En este ingenioso lienzo destaca sobremanera el dinamismo adosado a las múltiples actitudes de los asistentes, desde uno que parece dormirse, hasta otros que incluso parecen dudar de lo allí vivido y pasando por quienes conversan de una manera un tanto informal. El Maestro, sin embargo, parece un tanto ajeno a tal variedad de comportamientos y de no haber aparecido en el cuadro, éste podría haber hecho referencia a cualquier comida de cansados labradores tras una dura jornada en el campo. Obra ciertamente interesante este bellísimo cuadro.
7- LA PIEDAD DE LOS ÁNGELES de Federico Zuccari: Imbuido en la corriente manierista, Zuccari fue un pintor que gozó de un gran éxito en su tiempo aunque su paso por España fue más bien discreto. Apreciado retratista durante los años que estuvo en Inglaterra, Zuccari destacó también como teórico del arte. Este cuadro presenta una indudable influencia de Miguel Ángel en los duros perfiles del dibujo y en la utilización de unos colores muy claros. El inclinado cuerpo de Cristo — parece como si aún estuviera con vida — es sostenido por uno de los cinco ángeles cuyo rostro recuerda un tanto a los dibujados por El Greco. La iluminación es del todo artificial, a pesar de las antorchas, y la luz emana directamente del cuerpo de Cristo. A destacar el abultadísimo vientre del ángel situado más a la derecha.
8- ENEAS de Federico Barocci: Otro gran protagonista del manierismo, Federico Fiore da Urbino se caracterizó por una vivacidad en su pintura que en cierto modo ya conecta con el Barroco. De constitución enfermiza y con un carácter del todo hipocondríaco, se dice que Barocci sólo pintaba durante un par de horas al día. La leyenda que le atribuye haber sido envenenado parece ser más otra prueba de la inefable hipocondría del artista. El cuadro narra el famoso pasaje de la inmortal obra de Virgilio en el que Eneas, junto con su familia, se ve obligado a salir de Troya. La obra presenta una muy cuidadosa factura y los amplios escenarios dominados por edificios renacentistas romanos suponen un claro componente manierista. La composición es magnífica y el detallismo, muy trabajado, es del todo minucioso. Bellísimo lienzo.
9- DAVID CON LA CABEZA DE GOLIAT de Caravaggio: Esta pintura causó una gran repercusión en Madrid durante una exposición colectiva de Caravaggio por un motivo no tan artístico: El rostro de Goliat era calcado al por entonces Ministro de Justicia y actual alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch… Aunque la realidad apunta a que esa cabeza es el vivo retrato del propio Caravaggio, pintor escabroso donde los haya. Es una de las mejores pinturas de Michelangelo Merisi, como realmente se llamaba, y algunos especialistas apuntan que fue la última obra en salir de sus pinceles. Caravaggio prescinde de cualquier elemento ajeno a los figurantes y el tenebrismo de la iluminación llega a extremos insospechados. La figura de David parece sacada de los barrios más marginales de Roma — ¡Qué diferencia con Bernini! — y la crudeza del mismo no deja de reflejar la atormentada situación personal del artista a la hora de realizarlo. Insisto en que, desde mi humilde opinión, es de lo mejor de Caravaggio.
10- LA CACERÍA DE DIANA de Il Domenichino: Alumno y continuador de Carracci, Doménico Zampieri, más conocido como Il Domenichino por su escasa estatura, fue un pintor cuyas obras anticipan el estilo rococó. El cuadro obedeció a un encargo del cardenal Aldobrandini y el resultado fue un lienzo repleto de belleza y sensualidad. Los efectos de luz en el excelente paisaje — que fueron tomados muy en cuenta por Claudio de Lorena — y la bucólica atmósfera de claridad y dulzura permiten que este sensacional cuadro parezca desprender una agradable musicalidad (Domenichino también fue músico). La obra describe una competición de caza instada y ganada por Diana junto a sus ninfas en los bosques. La escena es delicadísima y transmite una poderosa sensación de paz al quedar eliminado cualquier elemento violento consustancial a la propia caza. Obra maestra de Domenichino.

Diez pinturas inolvidables XIII (Pinacoteca di Brera) 14 octubre 2009

Pinacoteca di Brera
 Ubicada en Milán, la Pinacoteca di Brera alberga una de las mejores colecciones de pintura italiana de Europa, lo cual equivale a decir que del mundo. Su fondo artístico contiene obras que abarcan todos los períodos importantes de la historia del arte, desde el estilo gótico a las corrientes modernistas del siglo XX. Realizar una visita a la capital lombarda y dejar de lado esta pinacoteca supone uno de los mayores y más injustificados pecados culturales que se pueden cometer. Y, como no podía ser de otra manera, en esta serie pictórica que venimos realizando gracias a la bendición de la madrina de esta página, Amalia, la Pinacoteca di Brera era una parada obligada y que ya no podía demorarse por más tiempo. Con esta serie, tenemos ya seleccionados 130 cuadros de los mejores museos del mundo… ¡Y los que nos quedan! Recordemos que hasta ahora, hemos visitado El Prado, El Louvre, La Galería de los Uffizi, La National Gallery londinense, El Rijksmuseum de Amsterdam, El Orsay parisino, el Metropolitan de Nueva York, la Alte Pinakothek de Munich , el Museo Thyssen-Bornemisza, el Kunsthistorisches de Viena , el Hermitage de San Petersburgo y el Reina Sofía. Os adelanto que tras esta complicada selección, que espero sea de vuestro agrado, cruzaremos el charco y visitaremos, según promesa realizada a Jesús, el MOMA neoyorquino. Y aprovechando nuestra estancia en el continente americano, aprovecharemos también para tomar nota de algún otro museo estadounidense en vistas a futuras selecciones. De momento, vamos a ver diez obras de la Pinacoteca di Brera que considero imprescindibles, manteniendo el criterio de no repetir autor.
Ambrogio_Lorenzetti
1- VIRGEN CON EL NIÑO de Ambrogio Lorenzetti: Mucho se ha discutido sobre las influencias que suscitaron en los hermanos Lorenzetti tanto Duccio, de la escuela tradicional de Siena, como Giotto, de la innovadora de Florencia. Hoy en día, parece consensuado que Pietro estuvo más en sintonía con Duccio mientras que en Ambroglio se identifican elementos de Giotto. Sin embargo, en esta preciosa tabla todavía son manifiestos los convencionalismos pictóricos bizantinos heredados por la escuela sienesa: Halos santíficos en oro y cierto hieratismo en las expresiones, algo rígidas. Pero si nos fijamos, existe un tratamiento volumétrico que nos recuerda lejanamente a Giotto. También se advierten ecos de Simone Martini en la dulce mirada de la Virgen. Obra de transición de un artista que también podemos catalogar como de transición.
Piero_della_Francesca
2- SACRA CONVERSACIÓN de Piero della Francesca: Magistral composición del artista de Borgo de San Sepolcro en donde toma cuerpo el marco arquitectónico siguiendo las teorías de Alberti. Los cuerpos de los personajes son una clara prolongación de las pilastras que sustentan el ábside de la iglesia donde tiene lugar la representación escénica. La minuciosidad de los detalles es un claro guiño a la pintura flamenca mientras que el excepcional colorido sirve para contrastar genialmente el elemento vital con el meramente arquitectónico. La perspectiva es extraordinariamente precisa y el cuadro presenta numerosos simbolismos. Obra maestra sin posible discusión.
Andrea_Mantegna
3- CRISTO MUERTO de Andrea Mantegna: Posiblemente, la obra más conocida del autor de Isola di Cartura, un pintor verdaderamente apasionado por la perspectiva como bien se puede apreciar en este peculiar óleo sobre tabla. El violentísimo y hasta entonces inédito escorzo de Cristo, irrespetuoso para algunos contemporáneos, obedece a una proyección del mismo sobre un punto de fuga central. El cuadro es una verdadera maravilla, ya que si cambiamos nuestra posición al contemplarlo, da la impresión de que arrastramos también la perspectiva. A medida que uno se aleja de la pintura, la figura de Cristo va perdiendo todo el impactante horror inicial hasta dar una sensación de esperanzadora y potencial dulzura. Mantegna no ha reparado en detalles y nos ha dejado un Cristo que parece posar en la sala de un instituto forense. Grandiosa obra, toda una declaración de principios por parte del artista.
Bramante
4- CRISTO EN LA COLUMNA de Bramante: Aunque Bramante ha pasado a la posteridad artística por ser uno de los más notables arquitectos del Renacimiento, inicialmente se formó como pintor. Este óleo es verdaderamente una escultura llevada a una tabla de pintura, con una anatomía corporal de Cristo verdaderamente imponente. Uno de los grandes aciertos de Bramante a la hora de resolver lumínicamente este cuadro consiste en disponer de un doble foco de luz, uno que entra por la ventana y otro, más contundente, que baña todo el cuerpo de Cristo, logrando un extraordinario contraste. Para algunos especialistas, existe una cierta influencia de Leonardo en lo referente a este desarrollo lumínico. La obra resulta del todo imponente y supone una magnífica síntesis entre arquitectura y pintura.
Rafael
5- LOS DESPOSORIOS DE LA VIRGEN de Rafael: Aunque basada en una obra de Perugino, este cuadro evidencia un cambio de paradigma artístico en Rafael, con una estructuración del grupo de figuras y del poligonal edificio perfectamente desarrollada y que delata ya un excepcional dominio de la perspectiva. Las baldosas de la explanada nos guían hasta el punto de fuga, que no es otro que la puerta principal del templo. Los paseantes que aparecen por la explanada le sirven a Rafael para contrarrestar la monotonía que se desprende en la composición de las figuras principales del primer plano. La disposición de este grupo consigue  prolongar la proyección circular de la obra, centralizada en el templo. Las tonalidades cromáticas de los figurantes armonizan de manera sublime con el paradisíaco color azul del cielo. Prodigiosa obra de uno de mis pintores predilectos de todas las épocas.
Bernardino_Luini
6- VIRGEN DEL ROSAL de Bernardino Luini: Sinceramente, uno ya no sabe si lo de Bernardino Luini es un caso de suerte o de desgracia: De suerte, por haber sido discípulo de Leonardo (Muchas de sus obras fueron atribuidas al propio Leonardo); desgracia, por habérsele etiquetado como un imitador sin más del incomparable artista de Anchiano. Una de las mejores características de este cuadro es el pietístico gesto de la Virgen, muy sentimental aunque excesivamente dulzón para algunos críticos. La expresión es algo lánguida, quizás monótona, pero indefectiblemente bella. El gusto por la naturaleza del pintor de Dumenza queda extraordinariamente bien reflejado en el fondo del cuadro, un entramado a base de rosales de gusto exquisito y que sirve para dar nombre a la obra. ¿A que no adivináis una de las curiosas peculiaridades de Luini? Os daré una pista. Fijaos en los ojos de la Virgen.
Correggio
7- ADORACIÓN DE LOS MAGOS de Correggio: Antonio Allegri — verdadero nombre de Correggio, su lugar de nacimiento – es uno de los pioneros en el uso de la luz. Sus figuras presentan una frágil delicadeza y una maravillosa sensibilidad, una amable suavidad que consigue transmitir toda la sensibilidad artística del pintor. En este cuadro, el autor logra un curioso efecto de perspectiva al hacer posar en diagonal a los Reyes Magos simulando un movimiento circular. Las características anteriormente mencionadas toman cuerpo en la ensoñadora silueta de la Virgen, un modelo que contrasta femeninamente con la mayor dureza empleada en las formas masculinas. El tono paisajístico del fondo, maravillosa gama de grises y perlas, otorga a la atmósfera general del cuadro un poético toque de melancolía. Indescriptible la expresión del mago agachado junto al Niño.
Jacopo_Tintoretto
8- EL DESCUBRIMIENTO DEL CUERPO DE SAN MARCOS de Jacopo Tintoretto: Cuenta la leyenda que San Marcos padeció tormento en Egipto en forma de arrastramiento por las calles, tirado por los caballos. Tras la tortura, al pobre santo lo encerraron en una mazmorra y falleció. Jacopo Robusti, conocido como el Tintoretto, haciendo caso omiso a la leyenda, sustituye el lúgubre calabozo por un espectacular escenario renacentista, que era lo que de verdad le interesaba desarrollar. El cuadro parece una compleja representación escénica, aspecto fortalecido por la teatralidad que adoptan las posturas de algunos personajes. Siguiendo las teorías manieristas, Tintoretto logra una grandiosa profundidad al hacer reflejar la luz, verdadera protagonista del cuadro, en los diferentes arcos. Magnífico empleo del claroscuro, que junto con los escorzos de algunos figurantes, consigue realzar la expresividad del conjunto. Un cuadro magnífico, se mire como se mire.
Francesco_Hayez
9- EL BESO de Francesco Hayez: Pintor sentimental, exponente de la transición entre el Clasicismo y el Romanticismo en Italia, Hayez es un  pintor que ejemplifica el optimismo latente tras la unificación italiana. El lienzo es especialmente notable por la claridad de su luz y por una composición especialmente ordenada, de refinado estilo narrativo. El hombre y la mujer se besan en secreto, como si estuviesen en un lugar prohibido. La poética sombra de la derecha dirige nuestra atención hacia el largo de la sensual falda de la mujer, de excelente factura. La tensa mano de la mujer acusa la pasión, mientras que el hombre acaricia con suavidad su rostro. La atmósfera es de vaga nostalgia y tierna melancolía. Un consejo: Practicad esta escena con vuestras respectivas parejas de vez en cuando. Os sentiréis más reconfortados, seguro.
umberto boccioni
10- EL BEBEDOR de Umberto Boccioni: Clasificar las diversas etapas del corpus artístico de Umberto Boccioni es materia de tesis doctoral, a mi entender. En este cuadro de 1914, Boccioni se adentra en la composición de imágenes estáticas y sus correspondientes aspectos volumétricos, en una clara influencia de Cezanne. Se percibe algo de melancolía, incluso de resignación y pesimismo, acentuado por el predominio de los tonos amarillos, color que expresa como ningún otro las situaciones deprimentes. También se percibe algo de cubismo aunque a diferencia de éste, Boccioni intenta evitar el trazo rectilíneo. De cualquier forma, la obra es un tanto angustiosa, si bien adquiere un poderoso magnetismo. Para una mejor comprensión, la obra requiere de un especial tacto a la hora de su contemplación. A mí, particularmente, me gusta tanto que me la llevo a mi casa.

Diez pinturas inolvidables X (Kunsthistorisches Museum de Viena) 27 mayo 2009

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 Una ciudad antaño imperial no podía dejar de contar con un magnífico y extraordinario museo y así, la inolvidable Viena, se precia de acoger a uno de las mejores pinacotecas de Europa, el Kunsthistoriches Museum, sede no ya de una extraordinaria colección de pintura, sino además de una extensa colección de escultura y numismática. Con esta selección, que empezamos con el objetivo de salvaguardar los mejores cuadros ante una pronosticada catástrofe cósmica — un puro camelo — tenemos ya en nuestro poder 100 cuadros. Mi trabajo me ha costado, no os vayáis a creer, pero el esfuerzo ha merecido la pena… Y aquí no acaba nuestra labor; ya me están llamando de otros museos para que elija sus diez mejores obras y parece que a Amalia, la madrina de este bar virtual de copas, este esfuerzo mío le parece de obligado cumplimiento. En fin, seguiremos pues con esta difícil tarea que nos ha llevado a seleccionar las mejores obras de  El Prado, El Louvre, La Galería de los Uffizi, La National Gallery londinense, El Rijksmuseum de Amsterdam, El Orsay parisino, el Metropolitan de Nueva York, la Alte Pinakothek de Munich y el Museo Thyssen-Bornemisza. Ya no sé dónde poder guardar estos cien cuadros y lo terrible es que he dejar hueco para al menos otros cien más… Pero bueno, asumiremos el reto. La selección que he hecho de las mejores pinturas del Kunsthistorisches vienés es la que os dejo a continuación. Espero que os guste. ¿Próxima parada?  La Gran Madre Rusia… L´Ermitage.
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1- LA CAÍDA DEL HOMBRE de Hugo Van der Goes: Increíble la minuciosidad del irrepetible pintor flamenco, una demostración de técnica que tan sólo es posible de contemplar al natural. Insinuante la posición de Eva, quien ya está con su mano izquierda agarrando otra manzana del Árbol Prohibido por si la primera tentación no fuese del todo suficiente. Destaca la absoluta perfección con la que Van der Goes cubre el vello púbico de Eva, más un ejercicio de técnica pictórica que un simple elemento ambiental y estrictamente funcional. La figura del Diablo es excesivamente real, bastante desagradable, con una más que probable referencia al mundo onírico. Tabla de pequeñas dimensiones, es una de las joyas de todo el museo.
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2- RETRATO DE MAXIMILIANO I de Alberto Durero: Para muchos especialistas, nos encontramos ante el mejor retrato jamás realizado por Durero. El cuadro está realizado merced a unos apuntes que el artista alemán tomó del emperador durante la Dieta de Augsburgo, en 1518, ya que en el instante de la ejecución de la obra, en 1521, el emperador ya había fallecido. La sobriedad y dignidad con la que el artista retrata al emperador son del todo encomiables, aspecto que le valió la confianza de María de Hungría, su hija y futura protectora. Los ropajes son de una exuberante exquisitez, perfectamente plasmados mediante sutiles gamas de color rojo. El emperador sostiene en su mano izquierda una granada, símbolo del poder mundial por su forma, aunque denotando la humildad en su aspecto exterior. El modelo de retrato sirvió a futuras generaciones de pintores. Obra maestra sin posible discusión.
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3- JÚPITER E IO de Corregio: Con sinceridad, el cromatismo de esta bellísima pintura es motivo suficiente como para ser seleccionada en esta relación de obras pictóricas. Lo más genial de esta escena mitológica es el genial contraste entre el paño blanco donde se asienta Io y la gama de grises que encierra la nebulosa jupiterina, adoptando una forma casi humana para besar a la princesa. Las proporciones de la retratada son prodigiosas, con la inestimable habilidad del potente foco de luz que envuelve a toda la figura. Desde cualquier punto de vista compositivo — forma, disposición, luz, etc… — el cuadro es arriesgadísimo y demuestra las buenas maneras de un pintor legendario. Con vuestro permiso, este óleo me lo llevo directamente a mi casa.
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4- TORRE DE BABEL de Pieter Bruegel el Viejo: Es una de las pinturas más famosas del museo, ya que ha sido objeto de ilustración en numerosas y famosas narraciones bíblicas. Existe una clarísima influencia de Patinir en lo relativo al paisaje del fondo, de lograda y conseguida gradación cromática celeste. El colorido de la obra es majestuoso y, en vivo, se puede apreciar el detallismo del pintor a la hora de plasmar las distintas actividades que se dan en los sucesivos pisos de la torre. Sin lugar a dudas, el cuadro es una inconfundible alegoría de la vanidad — vanitas vanitatum et omnia vanitas, Ecles 1, 1 – pero el autor, lejos de utilizar la imagen como un mero símbolo de esa aludida vanidad, eleva la condición artística humana hasta extremos casi censurables. La ligerísima inclinación de la torre hacia el plano derecho, según la mirada del espectador, parece pronosticar su metafórico derrumbe. Gran óleo.
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5- SUSANA EN EL BAÑO de Tintoretto: Obra de claras connotaciones didácticas acerca de la acusación falsaria que caracteriza a buena parte de la sociedad a lo largo de los tiempos. Cuadro complicadísimo en su ejecución, al mostrar a la bañista Susana en un extremo de la composición y metafóricamente bañada por una luz un tanto artificiosa que resalta los distintos utensilios empleados por la joven para el acto de lavarse. El dibujo es primoroso, muy ayudado por la original toma de luz. La posición de los libidinosos ancianos, escondidos en un trabajado escorzo en la zona inferior izquierda del cuadro, nos hacen sentirnos un tanto cómplices a la hora de contemplar la escena. El estudio del color y de la luz es un claro ejemplo de las preocupaciones estilísticas de los pintores venecianos del siglo XVI. La difuminación del paisaje del fondo, genialmente resuelta en esta obra, es una de las principales aportaciones de los pintores de la Escuela Veneciana al Barroco.
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6- EL BAUTISMO DE CRISTO de Guido Reni: Quizás, a primera vista, este magistral lienzo no nos llame a la atención, pero una contemplación más detallada del mismo hace que enseguida nos enamoremos del arte del pintor boloñés Guido Reni, discípulo de Domenichino. La composición, simple a primera vista, se estructura en tres planos: Uno, con Cristo y el Bautista; otro, con los ángeles como espectadores; y finalmente, el fondo paisajístico sobre cuyas nubes desciende la paloma en forma de Espíritu Santo. Pero lo más sensacional de la obra, a mi juicio, es la perfecta armonización cromática de los colores primarios de la paleta. Pocos artistas son tan valientes como para intercalar un manto rojizo entre las figuras de los dos principales protagonistas del cuadro. Obra primorosa.
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7- ANGÉLICA Y EL EREMITA de Peter Paul Rubens: Hay que ser un verdadero maestro para pintar una alegoría de las tentaciones lujuriosas y otorgar el mayor protagonismo, precisamente, al objeto de dicha lujuria. La expresión del viejo al retirar la tela que cubre la desnudez de Angélica es verdaderamente alucinante, de lo mejor de todo el arte barroco del siglo XVII. La presumible “gordura” de la retratada obedece a los cánones de belleza que ya Rubens adoptó en otros cuadros de desnudos femeninos. La influencia de la Escuela Veneciana — particularmente de Tiziano — es ineludible a la hora de aplicar una pincelada rápida sobre una masa aparatosamente iluminada que contrasta con las oscuras tonalidades del fondo. La composición, en diagonal, es una buena muestra del hacer de los pintores del barroco más tardío. La cara del Demonio, contemplando con rostro desencajado la escena, imprime un conseguido valor psicológico a toda la escena. Grandioso Rubens.
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8- EL REY BEBE de Jacob Jordaens: Obra que cuenta con otras conocidas réplicas en diferentes museos. Si bien Jordaens es un auténtico discípulo de Rubens a la hora de tratar el color, en este hermoso lienzo vemos como el colorido es un tanto “pasteloso”, característica muy peculiar del artista de Amberes. A Jordaens le encantaba plasmar escenas concurridas, como la del cuadro en cuestión, con esa notable influencia ya señalada de Rubens. Pero Jordaens imprime su propio sello a la hora de abordar una decoración peligrosamente recargada con unos contrastes marcadísimos y unas formas muy voluptuosas en los personajes. La escena se enmarca en un realismo auténticamente descarnado, ejemplificado en la inquietante figura de un hombre que vomita alcohol a la izquierda del lienzo. Es un cuadro que merece ser contemplado con mucho detenimiento para evitar caer en una mareante recarga escénica.
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9- LA INFANTA MARGARITA de Diego Velázquez: Bueno, pongámonos de rodillas ante uno de los más geniales retratos del mejor pintor de todos los tiempos. El cuadro es un verdadero precedente del Impresionismo en la forma en como el maestro sevillano aborda la pincelada, imprecisa, rápida y creando una serie de increíbles efectos que ponen en un pedestal la teoría de la perspectiva aérea, fundamental icono y aportación de Velázquez al desarrollo de la pintura. ¿Se pueden mezclar mejor los tonos grises y platas? ¿Se puede plasmar mejor la mano derecha de la Infanta — tiene todos los colores de la paleta? ¿Se puede pintar más perfectamente un fondo y, sin embargo, frenar su protagonismo ante la visión de la verdadera protagonista del retrato? ¿Se puede reflejar mejor la expresión de angustia de una infanta condenada a casarse con un tipo al que aborrecía, Leopoldo de Austria? ¿Se puede pintar mejor? Otro cuadro que me llevo a casa. Este lo pondré en el Sancta-Sanctorum… ¡Qué prodigio!
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10- ALEGORÍA DE LA PINTURA de Jan Vermeer van Delft: Ya que estábamos de rodillas analizando el anterior cuadro… ¡Sigamos, pues!  Nos encontramos ante uno de los más grandiosos cuadros de uno de mis pintores más queridos, Vermeer. La melancolía que se desprende de su factura es inimitable, con un juego de luces y sombras verdaderamente asombroso. La perfección técnica del artista — lámpara, cortinaje, tapiz de fondo… — no empaña en absoluto la delicadeza y espíritu de la obra en general. Es difícil, por no decir imposible, que se establezca un diálogo tan sonoro entre la expresión de la retratada y el retratante, de espaldas al espectador. El cuadro es una cámara fotográfica, una sublime instantánea. El cuadro es puro panteísmo. Todas las cosas son Dios… Al menos, así Vermeer trató de plasmarlo. Observad de qué color es el libro que sostiene la retratada al fondo…¡Valiente y inimitable Vermeer, el Brahms de la pintura!

Diez pinturas inolvidables I (Museo del Prado) 28 mayo 2008

Museo_del_Prado
 Hace apenas unos días estuve leyendo un interesante reportaje que versaba sobre el traslado de ciertos cuadros del Museo del Prado durante los violentos años de la Guerra Civil para evitar una más presumible destrucción a causa de los bombardeos. No pude eludir la cuestión que tal reportaje hizo plantearme y así, tras mucho pensarlo, decidí qué diez cuadros de la sin par pinacoteca salvaría en caso de inminente catástrofe. Obviamente, si de mi dependiera, pondría bajo buen resguardo absolutamente a toda la colección y sus innumerables fondos, pero, con ánimo de ser selectivo, me puse en la disyuntiva de elegir sólo diez obras. He aquí mi lista.
Diego Velázquez Las meninas
1-LAS MENINAS de Velázquez: Sobra cualquier comentario. Es la obra cumbre de la pintura universal.
Francisco de Goya Cabeza de perro
2-CABEZA DE PERRO de Goya: Es una obra adelantada a su tiempo y que nos anticipa la abstracción. La mirada del perro ante un vacío difuminado en ocres claros puede representar bien la insignificancia del ser vivo, bien la angustia ante un imprevisible escenario. Una completa obra maestra que algunos críticos sugieren que es una pieza inacabada. Pues, mejor así.
Rafael El pasmo de Sicilia
3-EL PASMO DE SICILIA de Rafael: Confieso que soy un apasionado de toda la obra del maestro de Urbino. Este cuadro nos abre el camino hacia el manierismo, contrastado por la composición en diagonal de la obra y por la hibridez de los colores. En tiempos, este cuadro fue considerado como la cumbre pictórica del arte occidental.
Corregio Noli me tangere
4-NOLI ME TANGERE de Correggio: Perfecto vínculo psicológico de miradas ante una postura insólita de Cristo. Perfecta armonización de la naturaleza que ocupa el margen superior del cuadro. Inolvidable la actitud dramática en el gesto de la Madalena. El cromatismo de la obra me parece increíblemente bello.
Tiziano Danae
5-DANAE de Tiziano: Magistral exposición colorística de un maestro que dominó como pocos el uso del color en sus obras. Perfecto contraste cromático entre las dos figuras y poética expresión de la figura femenina, uno de los mejores desnudos de Tiziano.
durero Autorretrato
6-AUTORRETRATO de Durero: No es que yo sea precisamente un devoto de Durero pero este cuadro representa el magisterio sin igual del pintor alemán en la faceta del retrato. Fabuloso dibujo y detalle en la mejor tradición de la pintura centroeuropea. Obra de una excepcional sensibilidad y elegancia.
Zurbaran Bodegon
7-BODEGÓN de Zurbarán: El mejor pintor de frailes que haya existido nunca nos regala una pequeña obra en lo que al tamaño se refiere pero enorme en cuanto a su técnica y belleza. La geometría de las formas nos recuerda a un futuro Cezanne. Las texturas, sin llegar al minimalismo de los pintores holandeses, son de una suavidad aterciopelada.
Claudio de Lorena El Vado
8-EL VADO de Claudio de Lorena: Siento predilección por la melancolía que se desprende en toda la obra de este, a menudo, incomprendido autor. El carácter bucólico del cuadro nos sumerge en un estado de pura nostalgia anímica. Magistral la conseguida atmósfera de atardecer. Lo confieso: Amo a este pintor.
Roger van der Weyden El Descendimiento
9-EL DESCENDIMIENTO de Roger Van der Weyden: De no ser por Las Meninas, este cuadro sería la joya del Museo del Prado. Excepcional dramatismo, impresionante uso cromático en unos vestuarios de una elegancia desmedida, vida propia en cada uno de los personajes, fabuloso contraste global… Una obra maestra sin discusión posible.
Nicolas Poussin El Parnaso
10-EL PARNASO de Poussin: Obra de notable influencia rafaeliana. Magistral colorido, heredero de la mejor tradición veneciana. Rigor clasicista en la composición y ecos del mejor Tiziano en la disposición de los angelillos (amorcillos). Perfecto equilibrio visual. Cierta melancolía paisajística.

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