Guerra de planetas
La guerra entre los planetas del Sistema Solar estaba en su apogeo, pero no se trataba entre habitantes de estos astros, sino contundentemente de los mismos planetas, quienes habían entrado en discordia por culpa de Plutón. Según Júpiter, todos los miembros tenían que seguir la misma órbita alrededor de su líder, el sol. Sin embargo, los que apoyaban esta teoría eran los planetas más grandes como Saturno, Urano, Neptuno y el mismo Júpiter. Ellos estaban de acuerdo en que Plutón y otros planetoides no tendrían derecho de ser considerados como planetas del Sistema Solar. Sin embargo, los planetas más pequeños como Mercurio, Venus, Marte y la misma Tierra, aducían (a pesar de ciertos terrícolas en contra) que Plutón tan solo era algo diferente, pero desde que fue nombrado como planeta ha seguido su propio camino excéntrico. No obstante, eso no lo hace un rebelde.
-Yo digo que las normas están para respetarlas. Ese Plutón no es de los nuestros. Es un callejero que no respeta el plano de la eclíptica –dice prepotente Júpiter, levantando la voz frente a todos.
-Siguiendo ese criterio, entonces entre nosotros también hay diferencias. Ustedes son más grandes que nosotros, por tanto, no somos iguales –sostuvo Marte defendiendo al excluido.
-No sean ridículos. El tamaño no importa, no es lo que estamos discutiendo –profirió Neptuno.
-Entonces nosotros tenemos más derecho de ser planetas del Sistema Solar, ya que estamos más cerca al sol… ¿qué dicen a eso? –pronunció Mercurio un tanto acalorado.
-Jajajaja, no nos vengan con artilugios. Siempre ustedes han estado más cerca al sol, pero eso no los hace más planetas que nosotros –replicó Urano, intercambiando miradas entre su grupo y los planetas pequeños.
-Entonces qué vamos a hacer. Plutón no se puede quedar como bicho raro. Tú que dices.. es tu oportunidad de defenderte frente a estos grandulones –profirió Venus mirando al ex planeta.
-Bueno, señores, no sé por qué tanta alaraca si los que deciden son los humanos. Acaso cada uno de ustedes no fue bautizado por un humano en su momento. Así que no me vengan con angosturas. No sé porque nos acaloramos tanto si son ellos quienes pondrán o dejarán de poner en sus libros de Geografía si soy o no planeta. Por tanto, es en sus congresos y capitolios donde tenemos que ir a seguir esta discusión –replicó cachasiento Plutón.
-Un momento, no seas payaso. Cómo alguno de nosotros va a entrar en alguna de sus edificaciones. ¿Acaso no tienes sentido de magnitud? –contestó Júpiter metiendo un poco la barriga.
-Entonces no vengan con frivolidades absurdas, y en todo caso que decida el sol que es el causante que estemos atados al Sistema Solar. Usted qué dice señor sol. ¿Cómo podemos solucionar este dilema? –preguntó la Tierra al astro rey, mirándolo con sus lentes oscuros.
El sol que había estado escuchando desde el principio, no soportaba la carcajada, y decidió aprovechar la pregunta para poner en su sitio a aquellos inquilinos.
-Yo solo sé que tengo aquí más tiempo que todos ustedes. Gracias a mí ustedes permanecen en la misma órbita. Sin embargo, Plutón es más especial que ustedes…¿saben por qué? Porque el está desde hace millones de años siguiendo mi paso, pero a diferencia de ustedes él recibe menos calor que ustedes. Por tanto, para mi es un honor que él persista en seguir mi órbita. Desde allá donde está, él se congela y bien hace en distraerse con diferentes caminos. En cambio ustedes, que son grandazos, mal hacen en abandonar al pequeño que año a año pasa un terrible frío. Así que mejor cállense y déjense de tonterías….planetas egoístas –finalizó su intervención el sol y brilló con más fuerza para que alguito se caliente Plutón, su favorito.
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