Hunab Ku, es para los Mayas, el centro de la galaxia, y a su
vez, el corazón y la mente del Creador. Si bien existían "esencias" menores,
(como por ejemplo Chac, el dios de la lluvia), Hunab Ku era el centro de todo, y
hacia allí y a través del sol, dirigían su mirada al estudiar las estrellas.
Poco a poco se descubre el legado Maya, y somos más quienes nos
maravillamos con estos astrónomos, matemáticos, físicos, ingenieros y
constructores; que poseían en lo que en nuestra visión ingenua del mundo creemos
que es una civilización un poco primitiva, pero a la luz de los números Mayas y
su conocimiento, debemos comprender que sabían tanto o más que nuestros actuales
científicos.
¿Afirmar esto es descabellado?. Seguro que no. Hay que tener en
cuenta que casi 1.000 años antes que las civilizaciones contemporáneas de su
época, los Mayas dominaban un sistema numérico binario exponencial, (el mismo
que utiliza la naturaleza, en la división de las células) con base en el número
2, contando de a 20. Ya 500 años antes que los árabes, utilizaban el concepto
del 0, y su calendario que sincroniza al Sol, la Luna y la Tierra con el
universo, es más exacto que el que utilizamos actualmente. Es más, sus medidas
astronómicas probaron ser tan exactas, que comparándolas con las medidas tomadas
por la NASA son apenas diferentes en milésimas de segundo.
Vaya un ejemplo: Según los Mayas, la rotación completa de la
Tierra alrededor del Sol es de 365,2420; mientras que la NASA lo mide en
365,2422. Estos increíbles astrónomos midieron incluso la rotación de nuestro
Sistema Solar en la galaxia, lo que corresponde a 25.625 años. ¡Ellos fueron
capaces de medir una rotación estelar de 25.000 años! Sin embargo, lo más
importante que han dejado los Mayas, han sido sus avisos a la humanidad futura.
Por alguna razón, en el auge de su brillante civilización, abandonaron sus
ciudades, dejando atrás palacios, observatorios astronómicos, obras de arte,
cientos de monumentos y sencillamente (y misteriosamente)… desaparecieron.
Se dice que quedaron algunos guardianes de sus ciudades y que
ellos guardaron los valiosos Códices hallados hasta ahora. Sus ciudades,
repobladas por los Olmecas después, tal vez guardaban más secretos que se han
perdido. Pero en piedras esculpidas en bajo relieve, comienza a aparecer una
historia asombrosa en donde encontramos un calendario que abruptamente, finaliza
luego de una cuenta de 25.000 años, justamente en el cambio de nuestro milenio.
Junto con ese calendario, siete profecías han sido descubiertas, las cuales nos
avisan de un inminente cambio.
Es lógico suponer que todo esto puede ser una mera
coincidencia, y las profecías, orientadas hacia personas que nacerían cientos de
años después, pueden ser sólo parte de un mito mal comprendido por los que han
comenzado a descifrar la escritura Maya; además su extraña desaparición, sin
dejar rastros, plantea dudas sobre un pueblo que sin un porvenir conocido en su
propio tiempo, anuncia sin embargo, un futuro a otra civilización. Pero es
innegable que sus profecías tienen basamento científico, y aunque pocos saben de
los casi imperceptibles llamados de atención que estamos recibiendo, en estos
años han ocurrido cambios que de a poco, nos demuestran que estas profecías
están cumpliéndose, junto con muchas otras, surgidas de personas en distintas
sociedades de todo el planeta, tanto de los indios Hopi como de Paracelso, tanto
de Solari Parravicini como de Edgar Cayce, y tantos otros.
Son muchas voces que nos alertan, por lo tanto sería sabio que
escuchemos. Los Mayas nos dicen que desde el centro de la galaxia (Hunab Ku),
cada 5.125 años, surge un "rayo sincronizador", que justamente sincroniza al Sol
y a todos los planetas, con una poderosa emanación de energía. En la rotación
completa del Sistema Solar en la galaxia, ellos hacían una división de dicha
elipse en dos, con una fracción cada una de 12.812 años, llamando a la fracción
más cercana al centro de la galaxia, Día, y a la parte más alejada de Hunab Ku;
Noche, tal cual se divide en día y noche en la Tierra.
A su vez, dicha elipse era partida en cinco períodos de 5.125
años: los cuales eran: Mañana, Mediodía, Tarde, Atardecer y Noche. Según los
Mayas, justamente en este nuevo milenio, estamos ingresando en la mañana
galáctica, y es marcada por el rayo sincronizador desde Hunab Ku. Ahora bien, en
el año 1998, la NASA descubrió que desde el centro de la galaxia, comenzó a
emitirse enormes cantidades de energía…
¿Es esto coincidencia? Los mayas nos dicen que el período
intermedio al traspaso, dura 20 años, y ellos lo llaman "El tiempo del
No-Tiempo", en donde ocurren grandes cambios. Es ahí cuando debemos ser capaces
de transformarnos, ya que será nuestra decisión seguir como humanidad o perecer
en nuestra autodestrucción.
Esta transformación implica algo tan profundo como la elección
de evolucionar energéticamente, conscientemente, completamente. Los datos
científicos recopilados en estos años respaldan esto.
* En septiembre de 1994, todas las líneas magnéticas terrestres
sufrieron disturbios, disminuyendo y moviéndose; lo cual ocasionó que muchas
ballenas encallaran, y pájaros en migración se perdieran. Incluso en los
aeropuertos, hubo que reimprimir mapas y los aviones tuvieron que aterrizar
manualmente.
* En 1996, Soho, (el satélite enviado a estudiar al Sol),
descubrió que nuestra estrella ya no tenía polo norte ni polo sur, sino que se
había convertido en un solo campo magnético, ya que las polaridades se
homogeneizaron.
* En el mismo año (1996), se produjo un "bamboleo" magnético
que ocasionó que nuestro Polo Sur, en un solo día, se moviera 17º de su
posición, comportándose erráticamente.
* En el 1997, se registraron grandes tormentas magnéticas
provenientes del Sol, que incluso destruyeron satélites que orbitaban la Tierra.
* Según las mediciones comparadas, la Tierra se ha acelerado y
ha perdido gran parte de su energía magnética, ya que en 1996, teníamos 4 Gaus,
y en 1999, había disminuido a 1.5 Gaus. La aceleración de la frecuencia
vibratoria terrestre se percibe en los valores de 1997, cuando era de 7.8 Hz,
mientras que en 1999 se elevó a 11.5 Hz.
¿En que nos afecta esto? Estudios realizados en cosmonautas
rusos, en un ambiente con magnetismo artificial, mostraron que al disminuir a 0
Gaus, primero se produce en la persona gran confusión, luego manifiesta
agresividad en aumento, hasta llegar a la locura; lo cual implica que el
electromagnetismo influye directamente en la conciencia y la razón. A su vez, la
aceleración terrestre de la frecuencia nos afecta vibracionalmente,
transmitiéndonos la misma agitación. Sabemos que lo que llamamos "el sonido del
silencio" o sea la resonancia Schuman es de 7.1 Hz, en donde todo entra en
armonía, equilibrándose.
En nuestro cuerpo, las ondas cerebrales se dividen en Beta,
Alfa, Theta y Delta, y están medidas en Hertzios. Beta, el estado de alerta,
consciente y lúcido, se encuentra entre 12-30 Hz; Alfa, el estado más relajado,
de meditación y ensueño, es de 8 a 12 Hz, Theta de 4 a 8 Hz Delta de 1 a 4 Hz.
Cuanto más profunda es nuestra relajación, más baja ésta frecuencia. Sabemos que
necesitamos descansar para seguir adelante con renovadas fuerzas, pero…
¿Sería posible la relajación si la vibración circundante y
envolvente de la Tierra es tan elevada? Eventualmente, comenzaría a provocar en
la gente insomnio, incapacidad de concentración, nerviosismo, características
cada vez más acentuadas en estos últimos años, que se achaca muchas veces al
ritmo de vida estresante de la sociedad moderna; pero al ir esto en incremento;
¿Podría soportar una persona que no pueda manejar sus
emociones, que no sepa entrar en un estado de conciencia más profundo y
relajado, que no pueda crear un campo magnético propio? Es muy probable que no.
Se plantea seriamente entonces la necesidad de evolucionar, de cambiar en una
forma más elevada, ya que según los Mayas, esta aceleración planetaria, y su
consiguiente pérdida de campo magnético irá en aumento, llegando tal vez a 0
Gaus, e invirtiéndose la polaridad planetaria, lo cual nos afectaría
enormemente.
El temor cada vez más manifiesto, la locura callejera, la
violencia inconcebible, la desazón y la fatiga moral, son una demostración
clarísima de que tan poderosos son los efectos de la perturbación a gran escala
de nuestro planeta, vibracional y electromagnéticamente. La fecha clave del
final de este proceso, es el año 2012, cuando termina el "Tiempo del No-Tiempo".
Resulta curioso que, según los estudios matemáticos de
Paracelso, sobre el llamado "Final del Tiempo", la época marcada por finales o
principios, ronda exactamente entre los años 2012 al 2017 (lo cual se
correlaciona con el calendario de Nostradamus, cuyo desfasaje se produce debido
al calendario gregoriano, adoptado hasta la fecha).También es una incógnita que
los Mayas hablaran del "No Tiempo" y Paracelso llamara "Fin del Tiempo" a ese
período donde todos los calendarios se terminan. De hecho, los Mayas nos
transmiten un mensaje de esperanza, ya que nos dicen que ésta época es el "Final
del Miedo".
Si somos capaces de enfrentar este nuevo destino, podremos
sobrevivir como especie y civilización, pero el tiempo corre y hay que
decidirse, porque la primera profecía, marca los últimos 13 años, contando a
partir de 1999, desde el momento del eclipse anular de Sol del 11 de agosto, que
también anunciaron en sus mediciones. En estos tiempos, cada individuo debe
decidir sobre el futuro de la humanidad; antes del sábado 22 de diciembre de
2012… El último día, según los Mayas.
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