El enigma de los niños verdes
ROBERT HARLEY (1661-1724), fué un politico inglés de gran prestigio llegando a ser presidente de la Cámara de los Comunes, secretario de Estado, canciller del Exchequer cuyo principal triunfo fue la conclusión del Tratado de Utrecht (1713), que puso fin a la Guerra de Sucesión Española.
Cómo hombre preocupado por la cultura, junto con su hijo Edward, llegó a poseer una gran colección de manuscritos sobre la historia civil y religiosa inglesa.
En 1753 parte de esa colección fue adquirida por el Gobierno inglés. En el Museo Británico se conservan bajo el titulo de COLECCIÓN HARLEY.
Pero de los 8000 documentos aportados por los Harley, el manuscrito nº 3875 cuenta que entre los años 1135 y 1154 D.C. en la localidad inglesa de WOOLPIT, mientras los hombres trabajan en las tierras oyeron unos sollozos de niño.
Robert Harley
Comenzaron a buscar de donde provenían los lamentos, hasta que dieron con la fuente de los mismos. Un niño y una niña. Pero no eran unos niños comunes. Sus ropajes, piel y cabellos tenían un extraño color verde.
Iglesia de St Mary en Woolpit. Foto original de wiggyretard
Los campesinos ante la imposibilidad de poder comunicarse con ellos, pues hablaban una extraña lengua que nunca ha podido ser reconocida, lo presentaron ante su señor Richard de Calne, el cuál dio protección a los dos menores.
Otra pecualiridad más de los dos jóvenes, es que de todos los alimentos que se le ofrecián solo comían judías.
Poco tiempo después de la llegada de los nuevos vecinos a Woolpit, el niño enferma y muere. Su hermana se queda sola, pero eso no es impedimento para que pueda llevar una vida plena y satisfactoria entre los lugareños.
Recibió la misma educación que los demás niños del pueblo. Cuando aprendió el idioma, pudo explicar que procedía de "San Martín" una tierra entre tinieblas donde no brilla el Sol como en Woolpit.
Ella y su hermano se alejaron de la casa de sus padres y no supieron volver. Recordaba haber atravesado un túnel y al salir del mismo fueron encontrados por los campesinos que tan amablemente los adoptaron.
El paso del tiempo hizo que perdiera paulatinamente su color verde. Realizó una vida como cualquier persona de la región e incluso se casó.
Son dos los autores de estos escritos, y por los cuales ha llegado hasta nosotros esta sorprendente historia, WILLIAN de NEWBURG y RAPHL, abad del Coggeshall.
Ninguno de los dos son testigos de los hechos narrados, pero si interrogan a personas que lo fueron de forma directa o indirectamente.
Un dato significativo es que a pesar de contar básicamente el mismo relato, parte de testimonios distintos y nunca tuvieron conocimiento de las investigaciones del otro.
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