El Arte de Amar: Kama Sutra.

Arte de amar: Kama Sutra

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El notable Sir Richard Burton, ( británico,  1821-1890) traductor de las Mil y Una Noches, en su versión más exacta y autor de relatos de viajes alrededor del mundo, tradujo para escándalo de su tiempo el Kama Sutra de Vatsayayana en 1883. La fuerza, riqueza y amplitud de este libro catalogado por la cultura occidental como erótico están muy lejos de poder ser simplificados en una palabra. El sexo, aunque es el núcleo de su estudio, es sólo una de las caras de una verdad mayor, verdad que abarca la filosofía, la psicología, la sociología, el dogma religioso de la India, el pensamiento metafísico, la sexología y la cultura. Muchos de nosotros nos enteramos de forma muy abreviada en ediciones de recopilación sobre algunas posturas y técnicas referidas sólo al ámbito sexual pero para quienes se internen en su páginas la sorpresa puede llevarlos al desconcierto cuando descubran que toda actividad sexual está ligada al alma o espíritu, algo muy difícil de aceptar bajo nuestra óptica, y que mantener un sexo sano y placentero tiene una directa relación con un mantener una mente, y más que eso, un alma sana. Si hojeamos rápidamente su contenido, podemos ver títulos como estos: El estudio de las Sesenta y cuatro Artes El arreglo de la casa, los muebles y todo aquello en la vida diaria que tenga relación con el Ciudadano, sus Compañeras, Diversiones, etc. También existen clasificaciones de besos, abrazos,  marcas con las uñas,  mordidas y otras variaciones de las actividades amatorias. Otras secciones del Kama Sutra se refieren a las mujeres. Aquí las mujeres son analizadas para ser clasificadas como convenientes o no para el rol de amantes y/o esposas. En sus siete secciones, podemos encontrarnos con los conceptos de Dharma, la adquisición de mérito religioso; De Artha, la adquisición de riqueza y poder; Y finalmente de Kama, amor en términos sensuales de placer y gratificación. Los términos son retenidos a través de sus páginas como denominaciones técnicas, y están contenidos en la ley de Manú, entregada al primer hombre por los dioses.Así es como vemos a través de su lectura completa el desarrollo de tema como la diversión. Aconseja el autor del Kama Sutra realizar festividades honrando los dioses, reuniones sociales de ambos sexos, fiestas donde se bebe, picnics y otro tipo de encuentros sociales donde el placer esté presente en algunas de sus formas. Las acciones morales derivabas del placer son analizadas por Vatsyayana en un modo acorde a la moral india de aquellos años: No es pecaminoso tener sexo con una mujer que fue dos veces casada. A la vez se detalla qué mujeres deben ser evitas, ya sea por su condición sanitaria (leprosas); religiosa ( ascetas) o por otros motivos (mujeres demasiado blancas o demasiado negras). Se enumeran las condiciones de lo hombres que pueden ser considerados amigos y las virtudes que deben tener. También se da una lista con las propiedades que debe exponer alguien que se convertirá en un mensajero confidencial. Hombres y Mujeres Según el Kama Sutra El Kama Sutra plantea los roles del hombre y la mujer en el sexo desde un punto de vista de igualdad. En las posiciones sexuales las mujeres tienen un rol protagónico activo y las maneras de seducir, provocar y gozar son variadas para un género como para el otro. Variedad, sofisticación y una profunda psicología erótica se despliegan en sus páginas donde las posiciones amatorias van acompañadas del arte la seducción: lo visual seduce e invita a la exploración del placer no sólo desde el tacto y la conciencia corporal propiamente dichas , si no a través de las escenas plásticas con que se deleita la vista . Los cinco sentidos son exaltados para alcanzar el goce completo del ser y la unión ideal del hombre y la mujer, ya que ellos representan diferentes energías y dioses de la naturaleza: cumplir con una unión perfecta es reflejar la perfección del universo. Los Hombres según el Kama Sutra: Los hombres se dividen en tres clase, según el tamaño de su lingham (falo): Liebre, Toro, Caballo. Las Mujeres según el Kama Sutra, según el tamaño de su yoni (vagina): Cierva, Yegua, Elefanta Según estas características las uniones pueden ser más o menos armónicas; también se clasifica a los hombres y mujeres según el tiempo que dediquen al coito, y en otra categoría, a la fuerza del deseo que los protagonistas del acto sexual evidencian. Es difícil que se encuentren hombres y mujeres con rasgos iguales en cualquiera de estas divisiones, por eso el Kama Sutra proporciona información para mejorar esta relación. Clasificaciones de los Besos Para el autor del Kama Sutra existen básicamente cinco tipos de beso. Cuando los labios de los amantes se tocan rectamente se llama “beso directo.” Cuando las cabezas de los amantes se doblan al acercase se llama “beso ladeado”. Cuando uno echa la cabeza hacia atrás y el otro sujeta el mentón del amante al besarlo se llama a éste beso “inclinado”. Cuando el labio inferior es fuertemente presionado se llama “beso presionado”. El quinto tipo de beso es cuando uno de los amantes toma el labio inferior del otro con dos dedos y lo presiona, luego lo acaricia con la lengua, y después lo presiona con los labios fuertemente, se llama “beso de gran presión”. El juego de los besos se describe con minuciosidad mostrando los niveles de ternura y pasión que los amantes ponen en juego. Clasificación de las Posiciones Las posiciones son específicas para los rasgos sexuales de la pareja. Se recomienda a la mujer Cierva, por ejemplo, yacer de tal forma que expanda su yoni, mientras que a la mujer Elefanta, se le sugiere tomar posiciones que compriman el yoni. Pero si la pareja esté hecha de iguales pueden yacer de forma natural. Podemos ver en esta apretada síntesis el poder del conocimiento de la vida y la pareja acumulado por la civilizaciones que poblaron la India durante milenios, plasmadas por Vatsyayana, quien resumió en el siglo tres de nuestra era la obra anterior de Nadim, poeta y autor de una extensa obra erótica que junto a la sabiduría de legendarios amantes llegó a nuestro días para acompañarnos en el arte más sublime: el de amar.