Y vino el cometa
“Y vino el cometa: brilló con su núcleo de fuego, y amenazó con la cola. Lo vieron desde el rico palacio y desde la pobre buhardilla; lo vio el gentío que hormiguea en la calle, y el viajero que cruza llanos desiertos y solitarios; y a cada uno inspiraba pensamientos distintos.”
El cometa, de Hans Christian Andersen
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En la antigüedad, se consideraba que la aparición de cometas en el cielo presagiaba desgracias o calamidades. Muchos hechos trágicos ó violentos de la historia están relacionados con apariciones de cometas: la muerte de Agripa (12 A.C.), la destrucción de Jerusalén (66 A.C.), el asesinato del emperador Claudio (54 D.C.).
Para los romanos la aparición de un cometa significaba fatalidad; los incas creían que anunciaba la muerte de un rey, como sucediera en los casos de Huayna Cápac y Atahualpa. Para los aztecas presagiaba el regreso de Quetzalcoatl y el fin de su reino (de hecho, un cometa apareció poco antes de la llegada de Cortés a Tenochtitlán y la caída del imperio). Los mayas, por su parte, tenían una visión más amable del curioso fenómeno: creían que la aparición de un cometa presagiaba cambios en las estructuras, una transformación de la conciencia y una evolución en la comprensión de la vida.
Todos los pueblos tienen testimonios pictóricos o literarios del paso de los cometas a lo largo de los siglos. Todos han querido plasmar de algún modo el impacto que causaba en ellos el misterioso fenómeno celeste, ya fuera por temor, asombro o curiosidad.
Ahora sabemos que los cometas son cuerpos sólidos que provienen principalmente de dos sitios de la galaxia: la nube de Oort y el Cinturón de Kuiper. Tienen órbitas elípticas, algunas tan alargadas que tardan miles de años en recorrerlas. Otros tienen órbitas mucho más cortas, como el cometa Encke que regresa cada 3.3 años. En la historia reciente ha habido muchos cometas famosos.
Podemos decir que el más famoso de todos ellos es el Halley. Se registra su aparición desde el 238 A.C. en crónicas de diversas partes del mundo: Japón, China, India. Fue el astrónomo Edmund Halley quien calculó su órbita en 1705 y predijo sus siguientes apariciones, cada 76 años. Entre el 18 y el 19 de mayo de 1910 la Tierra pasó por la cola del cometa. Fue un hermoso espectáculo, aunque lamentablemente opacado por el pánico que se adueño de mucha gente, debido a las noticias que corrían sobre los efectos que esto tendría: se llegó a hablar de envenenamiento colectivo por los gases de la cola del cometa Halley, cuando en realidad esta cola es tan sutil, que podría ser calificada como vacío. El Halley pasó…. y volvió en 1986, mucho menos brillante y mucho más lejano.
Otro cometa de renombre es el Halle-Bopp. Fue descubierto simultáneamente en 1995 por Alan Hale, de Nuevo México, y Thomas Boppe, de Arizona. Su importancia radicó en su magnitud. Se hizo visible por telescopio, por primera vez, a una distancia en que otros cometas no lo son. En 1996 ya pudo ser visualizado a simple vista, cuando aún faltaba un año para su perihelio (punto de la órbita más cercano al sol). El 1° de Abril de 1997 brilló más que cualquier otra estrella. De haber pasado más cerca de la Tierra, hubiese sido más brillante que la Luna llena. En total permaneció visible sin ayuda de instrumentos durante 569 días. Hyakutake tiene un período orbital de 72.000 años. Fue descubierto por un astrónomo aficionado japonés, Yuji Hyakutake, el 30 de enero de 1996, mientras observaba el cielo con sus binoculares. Con el paso de Hyakutake, llamado El Gran Cometa de 1996, se pudo descubrir por primera vez emisiones de rayos X producidas desde un cometa (hubo otras posteriores). Otro factor que lo hizo famoso fue que poseía la cola más larga conocida hasta el momento: entre 570 y 1.000 millones de kms. Está entre los 4 cometas que pasaron más cerca de la Tierra en el siglo XX.
El cometa Shoemaker - Levy 9 fue descubierto por los astrónomos Eugene Shoemaker, Carolyn Shoemaker y David H. Levy el 23 de marzo 1994. Este cometa tenía dos características inusuales: una era que su órbita no giraba alrededor del sol (como todos los otros conocidos), sino alrededor de Júpiter; la segunda es que tenía múltiples núcleos (aunque hay otros). Su órbita se había acercado tanto a Júpiter que los astrónomos predecían un choque. Éste se produjo, efectivamente, entre el 16 y el 22 de julio de 1994, siendo la primera vez que se pudo observar un acontecimiento astronómico de esta naturaleza, incluso con telescopios caseros.
El Tempel I, por su parte, no se hizo famoso por su tamaño, ni por su magnitud, ni su cercanía a la Tierra, sino porque fue blanco de un choque programado con una sonda, enviada para impactar contra su superficie, con el fin de analizar la composición de su núcleo. El 4 de Julio de 2005, el impactador transportado por la sonda Deep Impact, enviada por la NASA, chocó contra el Tempel produciendo un cráter de unos 200 metros de diámetro y 50 metros de profundidad. Los resultados aún no son concluyentes.
El cometa Swift-Tuttle, descubierto en 1862 por dos astrónomos (Lewis Swift y Horace Tuttle) con 3 días de diferencia, es el responsable de la lluvia de meteoros más famosa y popular del hemisferio Norte. Se la conoce como la Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo, y ocurre cada año entre el 17 de julio y el 24 de agosto.
Hubo otros cometas importantes en la historia, como el Gran Cometa de 1811 (visible durante 9 meses), el Gran Cometa de 1843, el Gran Cometa de 1858 (cometa Donati, el más brillante del siglo XIX) y el Gran Cometa de 1882, entre otros, llamados así por haber sido visibles a simple vista debido a su gran brillo: la mayoría de los cometas descubiertos hasta la fecha sólo se dejan ver a través de aparatos.
Así como hubo Grandes Cometas, también hubo grandes decepciones. En 1973 se esperaba con ansiedad el paso del cometa Kohoutek, que, se especulaba, sería el cometa más espectacular del siglo por su enorme cola. Sin embargo, a simple vista alcanzó el brillo de una estrella de 4ª ó 5ª magnitud, por lo que fue una gran desilusión para todos.
Entre nosotros, ¿a quién no le gustaría descubrir un nuevo cometa? Si quiere tener esta posibilidad, el Observatorio Rasante Virtual de David (David J. Evans) (DVSO) le permite analizar en su ordenador imágenes tomadas por el telescopio Espacial SOHO. Siga las instrucciones, y, ¿quién le dice?, quizás en poco tiempo habrá en el sistema solar un cometa con su nombre.
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