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Thursday, July 19, 2012

LA PIRAMIDE ARTIFICIAL DE TIWANAKU

 LA PIRAMIDE ARTIFICIAL DE TIWANAKU











La pirámide de Akapana, constituye una de las mayores construcciones de la cultura Tiwanaku.  Tiene una planta escalonada y sus dimensiones generales son: 194,14 m de ancho, 182,4 m de largo y una altura de 18 m, cubriendo una extensión de 28.436,56 m2.  Está conformada por siete niveles o plataformas terraplenadas contenidas por muros de piedra arenisca labrada. 

Ya en el pasado llamó la atención de los cronistas y viajeros, de los que recogemos diversas opiniones e interpretaciones. Para algunos, se trata de un simple “collao” o colina natural, otros sin embargo, aseguraban que era una edificación donde la mano del hombre había intervenido.  Del mismo modo se realizaron conjeturas sobre su posible función.

Los cronistas Cieza de León y B. Cobo, la definen como una fortaleza cuadrangular construida en base a gruesos muros de piedra, mientras que el viajero De Castelnau le otorga la función de Templo (Ballivián M.V., “Monumentos prehistóricos de Tiwanaku”, 1910, La Paz).

El primero en observar el sistema constructivo de esta monumental estructura, fue el marqués de Naidaillac, en el año 1883, afirmando que se trataba de una edificación por medio de terrazas sucesivas, unas sobre otras, compuesta por muros macizos asemejándola a las pirámides mesoamericanas.  Es el primero también, en dimensionarla haciendo un cálculo de 150 pies de altura (45 m)

Pablo F. Chalon hacia el 1884 le asigna un carácter de fortaleza observando tres murallas ciclópeas concéntricas, cuyos restos alcanzaban en algunas partes hasta 6 metros de altura, haciendo un total de 15 m y un ancho de 180 m (P.F. Chalon, “El arte de construir de los antiguos Peruanos”, 1884, Pág. 20).  Aquellos muros de construcción ciclópea eran formados con grandes piedras rectangulares cortadas de un modo especial que permitían ajustarse exactamente unas con otras, en hileras horizontales y sin mortero ni cimiento.  El de mas abajo es el único que mantiene algunas condiciones de conservación y por este, se conoce el sistema ingenioso que dio lugar a tan portentosa obra.

Mas adelante, Arthur Posnansky en 1945 también plantea su hipótesis respecto a la pirámide de Akapana, afirmando que se trataba de una fortaleza en cuya cima se realizaban las ceremonias religiosas, pero también servía de habitáculo para los sacerdotes, conteniendo además depósitos y graneros.  Propone que allí se hallaban ubicados los hornos de fundición de metales.

Posnansky efectuó su dimensionamiento y determinó la orientación de esta gran construcción, calculando su superficie de 32.400 m2.  La orientación que nos ofrece es correcta: 4º 30′ al oeste del norte, añadiendo además que los ángulos de la construcción no eran rectos sino mas bien agudos.

En cuanto a la etimología del nombre AKAPANA, Posnansky señala que deriva de “Aka‑ Kjahuana” cuyo significado sería: “En este lugar es donde se espía o atisba”, o de “Hake‑Apana” con la traducción siguiente: “Lugar donde la gente perece” puesto que al pie de este montículo se combatío en sucesivas guerras.

En 1963, el investigador norteamericano Wendell Bennett propone que la depresión de la parte superior de la pirámide sirvió como depósito o almacén.

La Pirámide de Akapana fue una de las principales construcciones Tiwanakotas que sufrió una severa y constante depredación iconoclasta. Ya en la época de la colonia se inició su desmantelamiento y es la parte superior de la estructura piramidal, que sufrió la mayor devastación a consecuencia de la ambición de los buscadores de tesoros.  De esta manera se llegó a abrir una especie de cráter en la parte alta que hasta el día de hoy queda como la prueba de esa destrucción vandálica.  Esta depresión se ha convertido en una pequeña laguna que ocasiona serios daños en las estructuras que la circundan.

A principios de siglo, se realizaron algunas excavaciones dejando despejados algunos muros y parte de una estructura hidráulica que llamaron “cloca máxima”.  Esta consistía en un canal de desagüe ubicado en la zona sudeste de la cima de la pirámide, que bajaba hacia el sector sur de la misma, siguiendo el perfil escalonado.  Lamentablemente son muy pocos los informes que se tienen de este hallazgo y solamente quedan los documentos fotográficos tomados por el Ing. Arthur Posnansky.  Banco de Datos

Posteriormente, éste investigador denunció que las piezas líticas con las que estaba construida la “cloaca máxima” habían sido trasladadas a otros sitios por saqueadores.

En el año 1972, el Ing. Jorge Arellano realizó una primera prospección en la pirámide, empleando técnicas geofísicas.  Posteriormente, en el año 1976‑ 79 el arqueólogo del INAR Gregorio Cordero Miranda, realizó excavaciones en el flanco este, descubriendo algunos de sus elementos constituyentes. El primer y segundo muro, se encontraban prácticamente completos mientras que del tercero, solo quedaban algunos restos de sus sillares.

Durante el año 1973, los arqueólogos Alan Kolata y Danilo Kuljis, empleando técnicas geofísicas, realizaron sondeos con el fin de determinar la estructura interior de la pirámide.  Para ello emplearon métodos sísmicos y magnéticos.  Quedan informes de este trabajo donde se señala el descubrimiento de un sector vinculado con el Kalasasaya en la parte noroeste.  Se trataría de una porción empedrada que aún permanece cubierto y une ambos sitios monumentales.

En 1984, Vicente Saavedra realizó nuevos estudios de magnetometría y gravimetría de la estructura.

En tiempos más recientes, durante los años 1988 y 1989, el “Seminario Internacional de Excavaciones Arqueológicas en Tiwanaku”, evento dirigido por el arqueólogo estadounidense A. Kolata, procedió a excavar un sector del lado norte para luego también sondear en el sector oeste.  También se realizaron excavaciones en la parte superior de la pirámide, confirmando la existencia de los siete niveles o plataformas de ésta grandiosa estructura.  Se comprobó la existencia de la “cloaca máxima” descubierta a principios de siglo, aunque prácticamente desmantelada y casi desaparecida.  Por otra parte, en el sector norte se exhumaron numerosos entierros, muchos de los cuales presentaban mutilaciones tanto de las extremidades como de las

Junto al muro del segundo nivel, se descubrió un entierro con una gran ofrenda consistente en cerámica fragmentada que probablemente estaba constituida por decenas de Kerus, platos, vasijas, escudillas, etc.   Por las características de los fragmentos,  se pudo colegir que se trataban de piezas correspondientes a la época denominada clásica.

Analizando detenidamente la información obtenida en esa temporada de campo, se dedujo que se trataban de entierros muy posteriores a la época de uso de la pirámide en razón de que por encima del entierro, se hallaron piezas líticas de la construcción que fueron obtenidas desmantelando parte de ella para cubrir aquellos entierros.  Todo esto hace suponer que ya en la época clásica tardía, el monumento dejó de tener vigencia como edificio arquitectónico, conservándose por la tradición, como un sitio sagrado y manteniendo el recuerdo de un lugar de veneración y sacrificio. Esta sería la explicación de los entierros y ofrendas posteriores.

En cuanto a sus características arquitectónicas y constructivas se han encontrado las siguientes evidencias:

La pirámide de Akapana, es una estructura piramidal y escalonada, cuyo gran volumen está constituido por tierra apisonada y reforzada en todo su perímetro mediante paramentos macizos, fabricados en arenisca roja y sillares del mismo material.

Presenta diferencias constructivas en sus diferentes muros, los que indicaría que fue una obra realizada en muchos años, tal vez fruto de varias generaciones, puesto que cada muro está vinculado con una plataforma que muestra una técnica diferente de edificación.

La planta tiene forma de “T” escalonada y simétrica.  Está orientada hacia los cuatro puntos cardinales con una muy pequeña desviación de 4º al oeste respecto al norte geográfico.

Los paramentos inferiores muestran una mayor solidez, ya que a medida que las plataformas van subiendo, las proporciones de los muros también van disminuyendo paulatinamente.

·    Superficie                          28.436,56 m2
·    Largo de oeste a este              194,40 m  
·    Ancho de norte a sur                82,40 m 
·    Alto                                             18,00 m .

Al parecer, el primer muro mantiene las mismas características en todo el perímetro del edificio.  Presenta un aspecto sóbrio y sólido.  Está conformado por pilastras rectangulares fabricadas en arenisca roja y las dimensiones son: 1,80 m de alto por 1,00 a 1,15 m2 de base.  Están colocadas directamente sobre un piso nivelado y compactado.  Estos paramentos se hallan a intervalos más o menos regulares de aproximadamente 5,50 a 6,00 m de distancia.  La abertura entre pilastra y pilastra, se efectúo mediante cuatro corridas de sillares que van rebajando en dimensiones a medida que van subiendo las hiladas del paramento.

Así, la primera corrida de sillares es más alta y ancha en bloques perfectamente desbastados en ángulos rectos.  Las dimensiones de largo fluctúan entre 0,45 y 0,75 m, siendo su altura de 0,45 m como promedio.  La segunda hilada presenta características de bloques o sillares del tipo almohadillado al igual que las dos hiladas siguientes (muy semejantes a los muros de Cuzco levantados posteriormente).  Las dimensiones de dichos sillares son de 0,45 m por 0,70 m.

La tercera hilada rebaja sus proporciones a 0,35 m por 0,60 m, y finalmente la cuarta hilada, presenta dimensiones de 0,30 m por 0,55 m.

Por encima de este paramento, como remate a éste primer muro, están los bloques rectangulares colocados a lo largo, los cuales cumplen la función de cornisa sobresaliendo de la verticalidad del muro, unos 8 a 10 centímetros.  Las dimensiones de estas losas varían en su largo desde 1,70 m hasta 0,80 m, mientras que el ancho promedio es de 0,82 m.  Su altura se mantiene constante y es de 0,30 m.

La altura promedio de este primer muro, desde el piso a la cornisa es de 1,90 m.  En el sector norte, en el muro que sigue el eje N‑S, se halla una abertura de 0,76 m de alto por 0,46 m de ancho, presentando un dintel arqueado rebajado.  Tiene una profundidad de 2,20 m para luego interrumpirse por una pared a manera de cierre tapiado con bloques de piedra.  Hacia la parte superior, se aprecia una especie de chimenea trabajada con losas de piedra la cual sube hasta la altura de la segunda plataforma, donde en la misma dirección, se halla un canal de desagüe.  Esto hace suponer que dicha abertura tendría la función de desagüe, lo que seguramente se comprobará en las investigaciones que se realicen en el presente proyecto.  Los hallazgos que se hagan detrás del muro tapiado, darán mayores luces para entender cuál fue la verdadera función de esta estructura.

En el segundo nivel, a 6 metros de distancia del primer muro, se pueden apreciar las distintas técnicas constructivas en sus paramentos, vale decir, que cada sector presenta características bien diferenciadas unas de otras.

En el Sector Este. el paramento está conformado por sillares de forma rectangular con ángulos rectos.  Sus dimensiones son mas bien reducidas y cuyo promedio es de 0,30 m de largo por 0,25 m de ancho y unos 0,20 m de alto.  El muro presenta un paramento del tipo sedimentario, es decir, constituido por hileras de sillares.  En este sector se aprecian aún los contrafuertes del mismo material, los que encajaban o ensamblaban en el paramento a modo de “caja y espiga”.  Sobre el muro se colocaron bloques rectangulares a modo de cornisa encima de los cuales descansaban sillares más grandes con pilastras espaciadas cada 6,00 m, dando un aspecto “almenado”.

l Sector Norte, las excavaciones se efectuaron en uno de los ángulos de la pirámide donde se aprecian mejor dos tipos diferentes de aparejos en la misma plataforma.  En el sector N‑S, se observa las siguientes características: como base del muro y a modo de zócalos, se dispusieron bloques rectangulares labrados de 0,45 a 0,70 m de largo por 0,16 m de alto, colocados uno tras otro de forma horizontal sobre los cuales descansan grandes lápidas de 1,80 a 1,20 m de ancho, separados por sillares de arenisca, colocados de forma sedimentaria y ajustados en algunos casos, mediante pequeñas cuñas trabajadas en andesita.  Sobre este peculiar muro, remata una cornisa de bloques rectangulares hechos de arenisca.

Mientras que en el sector E‑O, el segundo muro muestra un aparejo de sillares regulares quedando de estos cinco hiladas intactas y restando solamente dos más, con las cuales se llegaría al tercer nivel de la pirámide donde se levanta el tercer muro.

Es necesario destacar el empleo de mortero en este paramento, con el que habrían dado una mayor solidez a la estructura piramidal.

El tercer muro estaba constituido por sillares rectangulares hechos en arenisca de 0,30 a 0,60 m de ancho por 0,12 a 0,13 m de alto, haciendo cinco hiladas que fueron rematadas por una cornisa de bloques rectangulares que sobresalen 8 cm de la verticalidad del muro.  En este paramento se pueden apreciar bloques que sobresalen rompiendo el nivel vertical del muro.  Es también peculiar un bloque del ángulo S‑E del paramento, ya que en la tercera hilada sale un otro bloque en ángulo de 45º.  También se observa una curiosa lápida de 0,65 por 0,72 m en el sector S‑E, la que presenta dos rebajes a cada lado como para empotrar una placa metálica.

Por último, en este muro de 1,04 m de alto, también se aprecia el empleo de mortero o cemento crudo (arcilla, arena y caolín).

En cuanto se refiere a los siguientes paramentos de la pirámide, se pudo constatar en las excavaciones, que éstos fueron desmantelados quedando solamente evidencias de algunos sillares y huellas impresas del apisonado en las plataformas.

Al centro del sector oeste, se hallaba uno de los accesos a la pirámide y consistía en una escalinata que llevaba hasta la cima.  Por el momento solo se encontraron indicios de esta escalera compuesta por sillares labrados y en cuyos flancos, probablemente se hallaban esculturas líticas puesto que en la base del acceso mencionado, se halló un pedestal y una hemosa pieza esculpida en basalto negro del famoso “hombre puma” denominado también “chachapuma”.

En la parte superior de la pirámide aún se pueden apreciar diseminados los vestigios del sector que consideramos fue la edificación religiosa o templo, el que debió presentar una sólida y maciza estructura de grandes proporciones.  Así nos hacen pensar los restos de inmensos bloques de andesita finamente labrada que se hallan esparcidos alrededor de la gran estructura.  Puedo afirmar que la llamada “Puerta del Sol” pudo formar parte de ése gran templo elevado.

También se pueden apreciar los restos de los cimientos de un posible templo semisubterráneo en la cima espaciosa de la pirámide.  Este recinto habría tenido la forma de una cruz escalonada que hoy la han denominado “cruz andina”.  Aún se pueden distinguir restos de su planta escalonada porque quedan evidencias de los sillares que la constituían.  De esta forma explicaríamos también el uso de los canales de desagüe.

Los sistemas de drenaje encontrados, tanto en el sector sureste de la pirámide (“Cloaca Máxima”) como los que se excavaron en el año 1989 en el sector superior oeste, fueron trabajados con sillares labrados en arenisca roja y reforzados en sus pendientes más agudas, con grapas de cobre, mientras que las que solamente tienen un declive de un 2% solo se ajustaban entre si, teniendo el cuidado de apisonar sus costados con fina arcilla lo que nos señala el importante grado de avance tecnológico al que llegaron sus constructores.

En la cima de la pirámide, hacia los costados de los templos, se erigieron habitaciones con cimentación de piedras labradas y dispuestas en doble hilera de manera muy semejante a los restos habitacionales que muestra Kerikala.  Las caras más desgastadas están orientadas hacia el exterior y entre ambas hileras, se puede encontrar arcilla. Estas habitaciones habrían tenido un piso enlosado al igual que las calzadas exteriores.

La apariencia actual que muestra esta pirámide, es la de un simple montículo cubierto por vegetación típica de la región. Al parecer, los lados Este y Norte son los que mejor conservan su estructura original mientras que los lados Oeste y Sur habrían sufrido irreparables daños por el desmantelamiento de los litos.  Es de hacer notar que estos sectores son los que se encuentran más próximos a la vía férrea que pasa por el costado sur del sitio y de esta manera, se habrían extraído mas fácilmente los enormes bloques para ser utilizados en construcciones en otros sitios, especialmente en la ciudad de La Paz.

Sin embargo y pese a la destrucción sufrida, la gran estructura piramidal del Akapana hasta hoy nos llena de asombro y despierta la más profunda admiración.  Semejante demostración de conocimientos materializados en bloques de andesita o arenisca, reflejan la gran capacidad que tuvo esa cultura.  Se aprecia que hasta los más mínimos detalles fueron motivo de estudio. Se encuentran a la vista, las soluciones dadas a los problemas.  Nada se dejó al azar ya que todo fue perfectamente planificado y cada bloque finamente labrado tuvo un sitio específico en la gran estructura.  Las herramientas que habrían empleado aquellos magníficos arquitectos fueron simplemente….el genio y el tiempo (Proyecto Akapana – UNAR -).



Debemos recordar que hasta principios de este siglo, el sitio de Tiwanaku estaba prácticamente cubierto por sedimentos apreciándose solamente las partes superiores de los enormes bloques del Kalasasaya, y que era muy común extraer material lítico para llevar a construcciones del pueblo actual de Tiahuanaco.  Estas habrían sido las principales razones por las que los sectores sur y oeste hoy se vean prácticamente desmantelados habiendo sido severamente dañada la estructura de uno de los centros ceremoniales más importantes que tuvo Tiwanaku.

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