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Thursday, December 8, 2011

El faro de Alejandría


El
faro alejandria
El faro de Alejandría.Antes de la aparición del rey Arquelao, Macedonia, era una de las fronteras exteriores de Grecia. Con un territorio escabroso y lleno de bosques impenetrables, durante la mayor parte de la historia griega permaneció en un estado de semi-barbarie. El resto de los territorios griegos subestimaban a los macedonios, teniéndolos por bárbaros, debido a que representaban una forma de vida que siglos atrás habían abandonado y de la que solo tenían referencias a través de los relatos de Homero. Arquelao, a fines del siglo V a.C., atrajo a Macedonia a numerosos artistas y filósofos para mejorar la imagen y vincular a Macedonia con el resto del mundo griego. Su obra se vio interrumpida a su muerte debido a las luchas internas por la sucesión. La aparición como rey en el 359 a.C. de Filipo, cambiaron definitivamente la posición de Macedonia.
Macedonia poseía el territorio más extenso de la antigua Grecia y la población más numerosa. Esto le permitió formar un ejército permanente, en contraposición de las demás ciudades griegas, que formaban un ejército en tiempos de guerra reclutando soldados entre la población civil. Esto, sumado a la ambición de Filipo y los cambios en la estructura militar, hicieron que al iniciar campañas militares de expansión consiguiera rápidamente grandes victorias, que extendieron los dominios macedónicos hasta el Danubio. Aprovechando una disputa entre ciudades griegas, dirigió sus tropas hacia ellas. En una campaña que duró apenas quince años, consiguió la hegemonía macedónica en toda Grecia continental.
Filipo fue asesinado por uno de sus oficiales. Quien debía sucederlo era su primogénito Alejandro, que tenía tan solo 20 años. Esto hizo pensar a las ciudades griegas, que finalizaba la obra de Filipo y que rápidamente obtendrían su independencia. Alejandro pronto los haría cambiar de idea, al mostrarse como un hombre culto e instruido, pero fundamentalmente, como uno de los más grandes guerreros de todos los tiempos. Tras derrotar algunas sublevaciones en Grecia, dirigió sus tropas al Helesponto con la finalidad de iniciar acciones contra el imperio Persa, el gran enemigo de los griegos desde hacía un siglo y medio.
En el siglo IV a.C, el Imperio Persa era el gran dominador territorial. Sus territorios iban desde la India hasta la Anatolia, Siria y Egipto sobre el Mediterráneo, y constituía una amenaza desde tiempo antes para los griegos, debido al constante expansionismo de los emperadores persas. Las ricas y cultas ciudades griegas constituían un riquísimo botín que ansiaban.
Alejandro derrotó a los sátrapas persas y consiguió dominar la Anatolia. Una vez finalizada la campaña de Anatolia, dirigió su ejército hacia Siria, donde también obtuvo contundentes victorias que le posibilitaron la conquista de los territorios sirios y de Egipto. En una gran campaña relámpago, consiguió destruir el Imperio Persa y conquistar todas sus antiguas posesiones. Pero no se trató de una campaña meramente militar. También trató de extender la cultura griega, como forma de lograr que las conquistas fueran duraderas en el tiempo. Para ello fundó en todos los territorios conquistados nuevas ciudades de estilo griego. Cuando llegó a Egipto, fundó una ciudad en la desembocadura del Nilo, a la que llamó Alejandría en su propio honor.
La ciudad se convirtió pronto en el puerto más importante de la Antigüedad. La estructura del puerto era una obra realmente imponente, con un rompeolas de más de un kilómetro y medio, que unía el puerto con la isla de Paros. Otro puerto de menores dimensiones entró en servicio posteriormente como complemento del primero. Un canal comunicaba directamente al Nilo con el puerto principal. El trazado de la ciudad era simétrico, formando ángulos rectos entre las calles que se encontraban adornadas por columnatas. Grandes templos, tanto de deidades egipcias como griegas, el mausoleo de Alejandro, el museo y el teatro, engalanaban la ciudad. Poco tiempo después de su fundación, durante el reinado de los Tolomeo, la población libre alcanzó los 300.000 habitantes y se convirtió además, en uno de los centros culturales de la Antigüedad. Muy famosa es la biblioteca de Alejandría, que contaba con 500.000 libros entre originales y copias.
La zona del puerto de Alejandría es una zona llana y exenta de referencias visuales para los navegantes; es además, muy frecuente la aparición de nieblas, lo que hacía riesgosa la navegación. Para garantizar el libre y fácil acceso de las embarcaciones con valiosos cargamentos, el puerto de Alejandría necesitaba un faro. Ptolomeo II ordenó su construcción en la isla de Paros o Pharos (de ahí la denominación que reciben estas edificaciones). Además se pensó construirlo de forma que impresionara a los visitantes desde su llegada.
el faro alejandria Para asegurar la monumentalidad de la obra, se encargó la obra al arquitecto Sóstrato de Cnido, quien inició las obras en el 279 a.C. Debido a que se encontraría situado en una pequeña isla, era necesario que se hiciera el basamento en un material resistente a la corrosión del agua de mar, para lo que se habrían empleado grandes bloques de vidrio. Según los relatos, el faro se componía de tres estructuras ensambladas. La primera, una base de planta cuadrangular, seguida de una segunda estructura de base octogonal, y encima, una de planta circular. Sobre esta última planta, se habría colocado una estatua de Zeus. La construcción habría sido hecha en piedra y revestida con bloques de mármol unidos entre sí con plomo fundido.
En la parte superior, se instalaron un sistema de espejos para dirigir la luz solar hacia el mar. Por las noches se encendía una gran hoguera con madera y resina.
Según los escritos que detallan el fin de la magnífica obra, se cita que un terremoto acaecido en el 796 d.C. habría hecho caer el piso superior. Posteriores movimientos sísmicos, sobre todo el gran terremoto de 1303, habrían inutilizado la estructura del edificio para el fin que había sido construido.
En el 1477, el Sultán Qaitbey ordenó emplear los restos para construir una pequeña fortaleza para mejorar las defensas del puerto.
Recién en 1968, con la aparición de la arqueología submarina, se encontraron los restos del faro sumergidos en la entrada del puerto. Aún hoy se sigue investigando con la finalidad de obtener una imagen real de la última de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

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