*LOS JARDINES COLGANTES DE BABILONIA
Los jardines colgantes de Babilonia tuvieron, según se cuenta, un amable origen. El rey Nabucodonosor había contraído matrimonio con una princesa meda, que añoraba grandemente las verdes colinas de su país natal. Para complacerla, el rey mandó construir en las terrazas de palacio unos jardines maravillosos. De estos jardines, a los que los antiguos se referían como a una de las maravillas del mundo, los arqueólogos no han conseguido descubrir la menor huella. Sin embrago, algunos escritores de la Antigüedad nos han dejado detalladas descripciones de su esplendor. Las terrazas escalonadas sobre las que se levantaban los jardines estaban sostenidas por enormes bóvedas, encima de las cuales se extendían unos terraplenes muy altos, en los que se hundían las raíces de los árboles.
La amenaza más grave para la estabilidad de dichos jardines estribaba en las lluvias, que en aquella región son muy abundantes en determinadas épocas del año. Para evitar el peligro de infiltraciones, la superficie de las bóvedas habían sido bañadas con betún y resina, y en algunas zonas revestida incluso de láminas de plomo. Durante los periodos de sequía, los jardines se regaban por medio de bombas que elevaban el agua desde la calle hasta un depósito situado en la terraza más alta.
*Fuente: ZANINI, Giuseppe, EL LIBRO DEL COMO, Editorial Grijalbo, Barcelona.
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