LA PIRAMIDE ARTIFICIAL DE TIWANAKU
La
pirámide de Akapana, constituye una de las mayores construcciones de la
cultura Tiwanaku. Tiene una planta escalonada y sus dimensiones
generales son: 194,14 m de ancho, 182,4 m de largo y una altura de 18 m,
cubriendo una extensión de 28.436,56 m2. Está conformada por siete
niveles o plataformas terraplenadas contenidas por muros de piedra
arenisca labrada.
Ya
en el pasado llamó la atención de los cronistas y viajeros, de los que
recogemos diversas opiniones e interpretaciones. Para algunos, se trata
de un simple “collao” o colina natural, otros sin embargo, aseguraban
que era una edificación donde la mano del hombre había intervenido. Del
mismo modo se realizaron conjeturas sobre su posible función.
Los
cronistas Cieza de León y B. Cobo, la definen como una fortaleza
cuadrangular construida en base a gruesos muros de piedra, mientras que
el viajero De Castelnau le otorga la función de Templo (Ballivián M.V.,
“Monumentos prehistóricos de Tiwanaku”, 1910, La Paz).
El
primero en observar el sistema constructivo de esta monumental
estructura, fue el marqués de Naidaillac, en el año 1883, afirmando que
se trataba de una edificación por medio de terrazas sucesivas, unas
sobre otras, compuesta por muros macizos asemejándola a las pirámides
mesoamericanas. Es el primero también, en dimensionarla haciendo un
cálculo de 150 pies de altura (45 m)
Pablo
F. Chalon hacia el 1884 le asigna un carácter de fortaleza observando
tres murallas ciclópeas concéntricas, cuyos restos alcanzaban en algunas
partes hasta 6 metros de altura, haciendo un total de 15 m y un ancho
de 180 m (P.F. Chalon, “El arte de construir de los antiguos Peruanos”,
1884, Pág. 20). Aquellos muros de construcción ciclópea eran formados
con grandes piedras rectangulares cortadas de un modo especial que
permitían ajustarse exactamente unas con otras, en hileras horizontales y
sin mortero ni cimiento. El de mas abajo es el único que mantiene
algunas condiciones de conservación y por este, se conoce el sistema
ingenioso que dio lugar a tan portentosa obra.
Mas
adelante, Arthur Posnansky en 1945 también plantea su hipótesis
respecto a la pirámide de Akapana, afirmando que se trataba de una
fortaleza en cuya cima se realizaban las ceremonias religiosas, pero
también servía de habitáculo para los sacerdotes, conteniendo además
depósitos y graneros. Propone que allí se hallaban ubicados los hornos
de fundición de metales.
Posnansky
efectuó su dimensionamiento y determinó la orientación de esta gran
construcción, calculando su superficie de 32.400 m2. La orientación que
nos ofrece es correcta: 4º 30′ al oeste del norte, añadiendo además que
los ángulos de la construcción no eran rectos sino mas bien agudos.
En
cuanto a la etimología del nombre AKAPANA, Posnansky señala que deriva
de “Aka‑ Kjahuana” cuyo significado sería: “En este lugar es donde se
espía o atisba”, o de “Hake‑Apana” con la traducción siguiente: “Lugar
donde la gente perece” puesto que al pie de este montículo se combatío
en sucesivas guerras.
En
1963, el investigador norteamericano Wendell Bennett propone que la
depresión de la parte superior de la pirámide sirvió como depósito o
almacén.
La
Pirámide de Akapana fue una de las principales construcciones
Tiwanakotas que sufrió una severa y constante depredación iconoclasta.
Ya en la época de la colonia se inició su desmantelamiento y es la parte
superior de la estructura piramidal, que sufrió la mayor devastación a
consecuencia de la ambición de los buscadores de tesoros. De esta
manera se llegó a abrir una especie de cráter en la parte alta que hasta
el día de hoy queda como la prueba de esa destrucción vandálica. Esta
depresión se ha convertido en una pequeña laguna que ocasiona serios
daños en las estructuras que la circundan.
A
principios de siglo, se realizaron algunas excavaciones dejando
despejados algunos muros y parte de una estructura hidráulica que
llamaron “cloca máxima”. Esta consistía en un canal de desagüe ubicado
en la zona sudeste de la cima de la pirámide, que bajaba hacia el sector
sur de la misma, siguiendo el perfil escalonado. Lamentablemente son
muy pocos los informes que se tienen de este hallazgo y solamente quedan
los documentos fotográficos tomados por el Ing. Arthur Posnansky.
Banco de Datos
Posteriormente,
éste investigador denunció que las piezas líticas con las que estaba
construida la “cloaca máxima” habían sido trasladadas a otros sitios por
saqueadores.
En
el año 1972, el Ing. Jorge Arellano realizó una primera prospección en
la pirámide, empleando técnicas geofísicas. Posteriormente, en el año
1976‑ 79 el arqueólogo del INAR Gregorio Cordero Miranda, realizó
excavaciones en el flanco este, descubriendo algunos de sus elementos
constituyentes. El primer y segundo muro, se encontraban prácticamente
completos mientras que del tercero, solo quedaban algunos restos de sus
sillares.
Durante
el año 1973, los arqueólogos Alan Kolata y Danilo Kuljis, empleando
técnicas geofísicas, realizaron sondeos con el fin de determinar la
estructura interior de la pirámide. Para ello emplearon métodos
sísmicos y magnéticos. Quedan informes de este trabajo donde se señala
el descubrimiento de un sector vinculado con el Kalasasaya en la parte
noroeste. Se trataría de una porción empedrada que aún permanece
cubierto y une ambos sitios monumentales.
En 1984, Vicente Saavedra realizó nuevos estudios de magnetometría y gravimetría de la estructura.
En
tiempos más recientes, durante los años 1988 y 1989, el “Seminario
Internacional de Excavaciones Arqueológicas en Tiwanaku”, evento
dirigido por el arqueólogo estadounidense A. Kolata, procedió a excavar
un sector del lado norte para luego también sondear en el sector oeste.
También se realizaron excavaciones en la parte superior de la pirámide,
confirmando la existencia de los siete niveles o plataformas de ésta
grandiosa estructura. Se comprobó la existencia de la “cloaca máxima”
descubierta a principios de siglo, aunque prácticamente desmantelada y
casi desaparecida. Por otra parte, en el sector norte se exhumaron
numerosos entierros, muchos de los cuales presentaban mutilaciones tanto
de las extremidades como de las
Junto
al muro del segundo nivel, se descubrió un entierro con una gran
ofrenda consistente en cerámica fragmentada que probablemente estaba
constituida por decenas de Kerus, platos, vasijas, escudillas, etc.
Por las características de los fragmentos, se pudo colegir que se
trataban de piezas correspondientes a la época denominada clásica.
Analizando
detenidamente la información obtenida en esa temporada de campo, se
dedujo que se trataban de entierros muy posteriores a la época de uso de
la pirámide en razón de que por encima del entierro, se hallaron piezas
líticas de la construcción que fueron obtenidas desmantelando parte de
ella para cubrir aquellos entierros. Todo esto hace suponer que ya en
la época clásica tardía, el monumento dejó de tener vigencia como
edificio arquitectónico, conservándose por la tradición, como un sitio
sagrado y manteniendo el recuerdo de un lugar de veneración y
sacrificio. Esta sería la explicación de los entierros y ofrendas
posteriores.
En cuanto a sus características arquitectónicas y constructivas se han encontrado las siguientes evidencias:
La
pirámide de Akapana, es una estructura piramidal y escalonada, cuyo
gran volumen está constituido por tierra apisonada y reforzada en todo
su perímetro mediante paramentos macizos, fabricados en arenisca roja y
sillares del mismo material.
Presenta
diferencias constructivas en sus diferentes muros, los que indicaría
que fue una obra realizada en muchos años, tal vez fruto de varias
generaciones, puesto que cada muro está vinculado con una plataforma que
muestra una técnica diferente de edificación.
La
planta tiene forma de “T” escalonada y simétrica. Está orientada hacia
los cuatro puntos cardinales con una muy pequeña desviación de 4º al
oeste respecto al norte geográfico.
Los
paramentos inferiores muestran una mayor solidez, ya que a medida que
las plataformas van subiendo, las proporciones de los muros también van
disminuyendo paulatinamente.
· Superficie 28.436,56 m2
· Largo de oeste a este 194,40 m
· Ancho de norte a sur 82,40 m
· Alto 18,00 m .
Al
parecer, el primer muro mantiene las mismas características en todo el
perímetro del edificio. Presenta un aspecto sóbrio y sólido. Está
conformado por pilastras rectangulares fabricadas en arenisca roja y las
dimensiones son: 1,80 m de alto por 1,00 a 1,15 m2 de base. Están
colocadas directamente sobre un piso nivelado y compactado. Estos
paramentos se hallan a intervalos más o menos regulares de
aproximadamente 5,50 a 6,00 m de distancia. La abertura entre pilastra y
pilastra, se efectúo mediante cuatro corridas de sillares que van
rebajando en dimensiones a medida que van subiendo las hiladas del
paramento.
Así,
la primera corrida de sillares es más alta y ancha en bloques
perfectamente desbastados en ángulos rectos. Las dimensiones de largo
fluctúan entre 0,45 y 0,75 m, siendo su altura de 0,45 m como promedio.
La segunda hilada presenta características de bloques o sillares del
tipo almohadillado al igual que las dos hiladas siguientes (muy
semejantes a los muros de Cuzco levantados posteriormente). Las
dimensiones de dichos sillares son de 0,45 m por 0,70 m.
La
tercera hilada rebaja sus proporciones a 0,35 m por 0,60 m, y
finalmente la cuarta hilada, presenta dimensiones de 0,30 m por 0,55 m.
Por
encima de este paramento, como remate a éste primer muro, están los
bloques rectangulares colocados a lo largo, los cuales cumplen la
función de cornisa sobresaliendo de la verticalidad del muro, unos 8 a
10 centímetros. Las dimensiones de estas losas varían en su largo desde
1,70 m hasta 0,80 m, mientras que el ancho promedio es de 0,82 m. Su
altura se mantiene constante y es de 0,30 m.
La
altura promedio de este primer muro, desde el piso a la cornisa es de
1,90 m. En el sector norte, en el muro que sigue el eje N‑S, se halla
una abertura de 0,76 m de alto por 0,46 m de ancho, presentando un
dintel arqueado rebajado. Tiene una profundidad de 2,20 m para luego
interrumpirse por una pared a manera de cierre tapiado con bloques de
piedra. Hacia la parte superior, se aprecia una especie de chimenea
trabajada con losas de piedra la cual sube hasta la altura de la segunda
plataforma, donde en la misma dirección, se halla un canal de desagüe.
Esto hace suponer que dicha abertura tendría la función de desagüe, lo
que seguramente se comprobará en las investigaciones que se realicen en
el presente proyecto. Los hallazgos que se hagan detrás del muro
tapiado, darán mayores luces para entender cuál fue la verdadera función
de esta estructura.
En
el segundo nivel, a 6 metros de distancia del primer muro, se pueden
apreciar las distintas técnicas constructivas en sus paramentos, vale
decir, que cada sector presenta características bien diferenciadas unas
de otras.
En
el Sector Este. el paramento está conformado por sillares de forma
rectangular con ángulos rectos. Sus dimensiones son mas bien reducidas y
cuyo promedio es de 0,30 m de largo por 0,25 m de ancho y unos 0,20 m
de alto. El muro presenta un paramento del tipo sedimentario, es decir,
constituido por hileras de sillares. En este sector se aprecian aún
los contrafuertes del mismo material, los que encajaban o ensamblaban en
el paramento a modo de “caja y espiga”. Sobre el muro se colocaron
bloques rectangulares a modo de cornisa encima de los cuales descansaban
sillares más grandes con pilastras espaciadas cada 6,00 m, dando un
aspecto “almenado”.
l
Sector Norte, las excavaciones se efectuaron en uno de los ángulos de
la pirámide donde se aprecian mejor dos tipos diferentes de aparejos en
la misma plataforma. En el sector N‑S, se observa las siguientes
características: como base del muro y a modo de zócalos, se dispusieron
bloques rectangulares labrados de 0,45 a 0,70 m de largo por 0,16 m de
alto, colocados uno tras otro de forma horizontal sobre los cuales
descansan grandes lápidas de 1,80 a 1,20 m de ancho, separados por
sillares de arenisca, colocados de forma sedimentaria y ajustados en
algunos casos, mediante pequeñas cuñas trabajadas en andesita. Sobre
este peculiar muro, remata una cornisa de bloques rectangulares hechos
de arenisca.
Mientras
que en el sector E‑O, el segundo muro muestra un aparejo de sillares
regulares quedando de estos cinco hiladas intactas y restando solamente
dos más, con las cuales se llegaría al tercer nivel de la pirámide donde
se levanta el tercer muro.
Es
necesario destacar el empleo de mortero en este paramento, con el que
habrían dado una mayor solidez a la estructura piramidal.
El
tercer muro estaba constituido por sillares rectangulares hechos en
arenisca de 0,30 a 0,60 m de ancho por 0,12 a 0,13 m de alto, haciendo
cinco hiladas que fueron rematadas por una cornisa de bloques
rectangulares que sobresalen 8 cm de la verticalidad del muro. En este
paramento se pueden apreciar bloques que sobresalen rompiendo el nivel
vertical del muro. Es también peculiar un bloque del ángulo S‑E del
paramento, ya que en la tercera hilada sale un otro bloque en ángulo de
45º. También se observa una curiosa lápida de 0,65 por 0,72 m en el
sector S‑E, la que presenta dos rebajes a cada lado como para empotrar
una placa metálica.
Por último, en este muro de 1,04 m de alto, también se aprecia el empleo de mortero o cemento crudo (arcilla, arena y caolín).
En
cuanto se refiere a los siguientes paramentos de la pirámide, se pudo
constatar en las excavaciones, que éstos fueron desmantelados quedando
solamente evidencias de algunos sillares y huellas impresas del
apisonado en las plataformas.
Al
centro del sector oeste, se hallaba uno de los accesos a la pirámide y
consistía en una escalinata que llevaba hasta la cima. Por el momento
solo se encontraron indicios de esta escalera compuesta por sillares
labrados y en cuyos flancos, probablemente se hallaban esculturas
líticas puesto que en la base del acceso mencionado, se halló un
pedestal y una hemosa pieza esculpida en basalto negro del famoso
“hombre puma” denominado también “chachapuma”.
En
la parte superior de la pirámide aún se pueden apreciar diseminados los
vestigios del sector que consideramos fue la edificación religiosa o
templo, el que debió presentar una sólida y maciza estructura de grandes
proporciones. Así nos hacen pensar los restos de inmensos bloques de
andesita finamente labrada que se hallan esparcidos alrededor de la gran
estructura. Puedo afirmar que la llamada “Puerta del Sol” pudo formar
parte de ése gran templo elevado.
También
se pueden apreciar los restos de los cimientos de un posible templo
semisubterráneo en la cima espaciosa de la pirámide. Este recinto
habría tenido la forma de una cruz escalonada que hoy la han denominado
“cruz andina”. Aún se pueden distinguir restos de su planta escalonada
porque quedan evidencias de los sillares que la constituían. De esta
forma explicaríamos también el uso de los canales de desagüe.
Los
sistemas de drenaje encontrados, tanto en el sector sureste de la
pirámide (“Cloaca Máxima”) como los que se excavaron en el año 1989 en
el sector superior oeste, fueron trabajados con sillares labrados en
arenisca roja y reforzados en sus pendientes más agudas, con grapas de
cobre, mientras que las que solamente tienen un declive de un 2% solo se
ajustaban entre si, teniendo el cuidado de apisonar sus costados con
fina arcilla lo que nos señala el importante grado de avance tecnológico
al que llegaron sus constructores.
En
la cima de la pirámide, hacia los costados de los templos, se erigieron
habitaciones con cimentación de piedras labradas y dispuestas en doble
hilera de manera muy semejante a los restos habitacionales que muestra
Kerikala. Las caras más desgastadas están orientadas hacia el exterior y
entre ambas hileras, se puede encontrar arcilla. Estas habitaciones
habrían tenido un piso enlosado al igual que las calzadas exteriores.
La
apariencia actual que muestra esta pirámide, es la de un simple
montículo cubierto por vegetación típica de la región. Al parecer, los
lados Este y Norte son los que mejor conservan su estructura original
mientras que los lados Oeste y Sur habrían sufrido irreparables daños
por el desmantelamiento de los litos. Es de hacer notar que estos
sectores son los que se encuentran más próximos a la vía férrea que pasa
por el costado sur del sitio y de esta manera, se habrían extraído mas
fácilmente los enormes bloques para ser utilizados en construcciones en
otros sitios, especialmente en la ciudad de La Paz.
Sin
embargo y pese a la destrucción sufrida, la gran estructura piramidal
del Akapana hasta hoy nos llena de asombro y despierta la más profunda
admiración. Semejante demostración de conocimientos materializados en
bloques de andesita o arenisca, reflejan la gran capacidad que tuvo esa
cultura. Se aprecia que hasta los más mínimos detalles fueron motivo de
estudio. Se encuentran a la vista, las soluciones dadas a los
problemas. Nada se dejó al azar ya que todo fue perfectamente
planificado y cada bloque finamente labrado tuvo un sitio específico en
la gran estructura. Las herramientas que habrían empleado aquellos
magníficos arquitectos fueron simplemente….el genio y el tiempo
(Proyecto Akapana – UNAR -).
Debemos
recordar que hasta principios de este siglo, el sitio de Tiwanaku
estaba prácticamente cubierto por sedimentos apreciándose solamente las
partes superiores de los enormes bloques del Kalasasaya, y que era muy
común extraer material lítico para llevar a construcciones del pueblo
actual de Tiahuanaco. Estas habrían sido las principales razones por
las que los sectores sur y oeste hoy se vean prácticamente desmantelados
habiendo sido severamente dañada la estructura de uno de los centros
ceremoniales más importantes que tuvo Tiwanaku.
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