Resolviendo el misterio de las sondas lunares Luna 23 y Luna 24
La sonda Luna 24 se dirige a la superficie lunar.
Sonda Ye-8-5.
Detalle del brazo de recogida de muestras.
Etapa de ascenso de una Ye-8-5 camino a la Tierra con las muestras lunares.
Cápsula de descenso del Luna 20 (Novosti Kosmonavtiki).
Cilindro con las muestras de la cápsula del Luna 20 (Novosti Kosmonavtiki).
La etapa de ascenso de una Ye-8-5 parte de la Luna (A. Sokolov).
Además de las tres sondas que lograron traer muestras a la Tierra, otras tres Ye-8-5 alcanzaron nuestro satélite: Luna 15, Luna 18 y Luna 23. La Luna 15 (Ye-8-5 nº 401) se estrelló contra la superficie del Mare Crisium en julio de 1969 mientras Armstrong y Aldrin preparaban el Eagle para volver a la órbita lunar después de completar su histórica misión. La Luna 18 (Ye-8-5 nº 407) también se estampó contra el regolito lunar a las 07:58 UTC del 11 de septiembre de 1971 (en la región 3,57º N, 56,50º E) al caer desde una altura de cien metros. Por lo visto, el motor de la etapa de descenso se apagó antes de tiempo por culpa de un consumo de combustible mayor de lo previsto.
Pero la Luna 23 fue un caso aparte. La sonda, con una masa de 5795 kg, fue lanzada el 28 de octubre de 1974 desde Baikonur mediante un cohete Protón-K. Designada Ye-8-5M nº 410, fue la primera Ye-8-5 mejorada. La serie Ye-8-5M contaba con un nuevo mecanismo de recogida de muestras construido por Barmin. El brazo GZU fue sustituido por un ingenioso sistema de raíles montado en la etapa KT. El taladro era capaz de perforar el regolito hasta una profundidad de 2,5 metros y una vez recogidas las muestras, el taladro subía por los raíles hasta alcanzar la cápsula. Además, las Ye-8-5M no incorporaban ninguna cámara panorámica en la etapa KT para ahorrar peso.
Sonda Ye-8-5M con el sistema de recogida de muestras mejorado.
Trayectoria de una misión Ye-8-5.
La extraña maniobra de descenso de las Ye-8-5, con su peligrosa caída libre de varios cientos de kilómetros, no era tan eficiente como el powered descent del LM del Apolo, pero se podía adaptar a casi cualquier tipo de relieve en una época que la URSS carecía de modelos detallados de la superficie lunar. La Luna 23 completó todas las etapas del descenso y alunizó en el Mare Crisium, pero por motivos que no están claros, la velocidad de aterrizaje fue mayor de la esperada, alcanzando los 11 m/s. Como resultado, el nuevo mecanismo de recogida de muestras resultó dañado y no se intentó hacer despegar la etapa superior. La Luna 23 siguió transmitiendo en su frecuencia de 922 MHz hasta que los sistemas de la nave dejaron de funcionar el 9 de noviembre. Por este motivo, la Luna 23 resulta especialmente interesante, ya que se trata de la única sonda Ye-8-5 que se encuentra casi intacta en la superficie lunar. El resto de sondas de la serie que están en la Luna, o bien resultaron destruidas (Luna 15 y Luna 18), o bien dejaron únicamente la etapa de descenso KT después de completar su misión. Pero, ¿por qué falló la Luna 23? Durante años, la causa del fallo ha sido un misterio, aunque en su momento se culpó al sistema de guiado del vehículo. No obstante, en las recientes imágenes del lugar de alunizaje captadas por la sonda de la NASA Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) resulta evidente que la sonda cayó de lado y se halla tumbada de costado sobre el regolito. Ahora está claro por qué las autoridades soviéticas decidieron no encender el motor de la etapa de ascenso para al menos probar el correcto funcionamiento de sus sistemas, aunque que sepamos, los ingenieros de Lávochkin desconocían que la nave había quedado tumbada sobre la superficie.
La Luna 23, la única sonda
Ye-8-5 que está intacta en la Luna. Las imágenes de la LRO demuestran
que la sonda cayó de lado después del alunizaje. A: etapa de ascenso. D:
etapa de descenso (NASA).
Hasta hace muy poco nadie sabía a qué distancia de la Luna 23 había aterrizado la Luna 24, pero la sonda LRO ha permitido calcular la separación exacta entre ambas sondas: 2,3 kilómetros. Es decir, los futuros turistas que se paseen por el Mare Crisium podrán disfrutar de los restos intactos de la Luna 23 y, por el mismo precio, ver la etapa KT del Luna 24 a poca distancia. Si el guía se lo permite, quizá puedan buscar los restos de la Luna 15 desperdigados por la superficie un poco más al norte y llevarse algún pedazo. Un tour bien completo, sí señor.
La etapa de descenso KT de la
Luna 24 vista por la LRO. La sonda aterrizó justo en el borde de un
cráter de 65 metros. Las manchas brillantes que rodean la etapa podrían
ser trozos de material aislante (NASA).
La Luna 23 y Luna 24 están separadas por 2300 metros solamente (NASA).
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