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Thursday, November 24, 2011

COMPORTAMIENTOS DEL CEREBRO HUMANO ( SESGOS COGNIGTIVOS )

En cualquier zoológico es común ver a la gente rodeando la jaula de nuestros parientes más cercanos, los primates, y reírse de la caricatura de los seres humanos que éstos representan. Pero si imagináramos que existe una especie de nivel superior al primate humano, seguramente daríamos por sentado que estaría plenamente justificada para reírse de quienes nos reímos de los primates no humanos. 
Entonces, aparecería en nosotros la autocompasión y dejaríamos de reírnos. Se trata de la conciencia que lleva a la dinámica del pensamiento recursivo, el cual se encuentra atrofiado en casi toda nuestra especie y cuya ausencia nos lleva a una especie de autismo ( ceguera de la mente ) que nos vuelve incapaces de realizar una operación mental aparentemente tan sencilla como “él sabe que yo no sé que yo sé”. 
Este autismo a su vez deriva en un esfuerzo más que considerable para ver los hechos y recordarlos objetivamente, a tiempo que la mente busca disimular esta carencia con un camino más fácil y menos cansador que mantener nuestro pensamiento dinámico y receptivo: el trastorno teorizador, basado en juicios de valor y explicaciones, que nos impide ver algo en estado puro sin darle alguna forma de interpretación. En resúmen, la paradoja es que podemos explicar muchísimo mejor de lo que podemos comprender.
EXPERIMENTO 
Los psicólogos Kahneman y Twersky le pidieron a profesionales en la previsión del tiempo que imaginaran los siguientes escenarios y que estimaran sus probabilidades: 
a) Unas inundaciones en algún lugar de América en las que mueren más de mil personas 
b) Un terremoto en California que provoca grandes inundaciones y en el que mueren más de mil personas 
Los encuestados estimaron que el primer suceso era MENOS probable que el segundo. Un terremoto en California es PERFECTAMENTE IMAGINABLE, lo cual aumentó la disponibilidad mental, y de ahí la probabilidad estimada. 
Si se pregunta a alguien cuántos casos de cáncer de pulmón supone que se dan por año en el país, responderá con un número sensiblemente menor a que si se le pregunta cuántos casos cree que se dan A CAUSA DEL TABACO. Añadir la causa hace parecer más verosímil el hecho y por consiguiente, más probable. Se trata de un error básico de percepción: una causa indeterminada nos hace creer en la inexistencia de dicha causa. 
Este error conduce a las respuestas equivocadas, como en los ejemplos anteriores, ya que: Es mucho más probable que se produzcan inundaciones en alguna parte de América que un terremoto con inundación en California. Los casos de cáncer de pulmón en los que no se especifica que se deban al tabaco , permite albergar más causas ( que las hay, y muchas ) y por lo tanto serán más numerosos. 
PRUEBAS CON PACIENTES DE CEREBRO ESCINDIDO
Pacientes de cerebro escindido son aquellos que no tienen conexión entre los lados izquierdo y derecho y por lo tanto los hemisferios no pueden compartir información, convirtiéndose literalmente en dos personas distintas, con las cuales nos podemos comunicar por separado: las diferencias nos indican la especialización de cada hemisferio cerebral. 
Si inducimos al hemisferio derecho de una de estas personas a levantar un dedo de su mano y le pedimos a su hemisferio izquierdo ( que es donde residen el reconocimiento de patrones, el lenguaje y la deducción ) una explicación de su acto ( la única explicación empírica es que nosotros lo inducimos a hacerlo ) éste ofrecerá, invariablemente, una interpretación: “señalaba al techo para hacer notar una mancha”. Si en cambio hacemos lo contrario, ordenándole un acto al hemisferio izquierdo y pedimos al derecho que nos dé razones, contestará simplemente :”no lo sé”.
EXPERIMENTO
El científico Alan Snyder, de Sydney Australia descubrió que si se inhibe el hemisferio izquierdo de un diestro mediante impulsos magnéticos, se vuelve más realista y verosímil, y disminuye su propensión a imponer significado y juicios de valor a las observaciones, disminuyendo por ende el bloqueo que esa actitud le impone a la conciencia de los detalles que componen el concepto. 
Su mente vé mejor los objetos en sí mismos, despojados de teorías y narrativas. Interpretar es una función automática, como respirar. Pensar exige en cambio un estado de alerta permanente. 
Esta tendencia a la narrativa o la convulsión por encontrar patrones nos hace también vulnerables a todo tipo de manías: juego compulsivo, supersticiones, etc., debido a que aumenta la creencia de percibir patrones claros en circunstancias aleatorias.
Nuestra mente trata, en definitiva, a través de estos procesos, de ahorrarnos la complejidad del mundo y protegernos de su aleatoriedad manteniendo en nosotros la sensación de tener el control. Y lo que podemos controlar también lo podemos vender a los demás, es decir, comerciar mejor con ello como una idea empaquetada.

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