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Wednesday, August 15, 2012

Cómo mejorar drásticamente la memoria

Cómo mejorar drásticamente la memoria

Los ejercicios para el cerebro son un buen comienzo para sacar el máximo rendimiento de tus habilidades. Los juegos para el cerebro pueden ser una forma entretenida de trabajar y entrenar, así como los problemas de lógica para pensar y algunos trucos para maximizar la memoria.
¿Has conocido alguna vez a alguien con una memoria fuera de lo común? ¿Alguien que parece que tiene memoria fotográfica? Bien, pues la memoria fotográfica es básicamente un mito. No existe la memoria fotográfica. Cualquiera con una memoria normal puede desarrollar una habilidades para la memoria como si fuera fotográfica.
Lo que hay que entender es que cualquier memoria normal puede ser extremadamente poderosa si se usa bien.
Hoy contamos con libros, fotografías, equipos y toda una superestructura de dispositivos externos para ayudarnos a almacenar nuestros recuerdos fuera de nuestro cerebro, pero no fue hace tanto tiempo que la cultura dependía de las memorias individuales. Una memoria entrenada no es sólo una herramienta práctica, sino también una faceta fundamental de cualquier mente mundana. Se considera una forma de construir el carácter, una forma de desarrollar la virtud cardinal de la prudencia y, por extensión, la ética. Sólo a través de la memorización, el razonamiento, las ideas pueden ser incorporados en tu psique y tus valores de absorción.
La energía que consume un cerebro normal a la hora de memorizar algo sencillo es la misma que consume un cerebro entrenado para memorizar. Sin embargo, el cerebro de quienes entrenan la memoria tiene una actividad mucho más elevada en la zona que se encarga de la memoria visual.
Uno de los requisitos para recordar es, por supuesto, prestar atención. “La memoria natural es la memoria que se inserta en nuestras mentes, nace simultáneamente con el pensamiento. La memoria artificial es la memoria que se ve reforzada por una especie de sistema de formación y de disciplina.” Es decir, tememos que construir en nuestras mentes “palacios” en los que ordenar y clasificar aquellas cosas que queramos memorizar. Y antes de prestar atención a lo que queramos memorizar, debemos vaciar de pensamientos ese “palacio”.
Nuestros cerebros nos son muy buenos recordando las cosas cotidianas: dónde he dejado la llaves, tengo que ir a la tienda. Sin embargo, son capaces de recordar de forma efectiva todo aquello que es nuevo y distinto. Pare recordar, por ejemplo, cartas, es bueno hacer una imagen mental de cada carta: cada carta es un personaje famoso, y con los grupos de cartas te formas una historia con sus personajes inventados.
Un atleta de la memoria ha desarrollado su propia técnica para almacenar los números hasta el 999,999,999 en una sola imagen colocada en su “palacio” de la memoria.
Quienes empiezan a utilizar un teclado para escribir, empiezan tecleando letra por letra, pero rápidamente van cogiendo soltura y mejorando su rapidez. Pero solo hasta un punto a partir del cual no aprenderá más. Esto es porque el cerebro “desconecta” y convierte la tarea en común para dedicar su atención a las cosas importantes. Para seguir aprendiendo, tendríamos que prestar más atención al hecho de escribir con el teclado. Con la memoria es igual. Si nos obligamos a escribir un 20% más rápido, deberemos prestar más atención y la memoria se ajustará para absorber nuevas habilidades.
Como todas nuestras facultades biológicas, nuestros recuerdos evolucionaron a través de un proceso de selección natural en un entorno que es muy diferente al que vivimos hoy en día. Y como el gusto por el azúcar y la grasa puede habernos servido bien en un mundo sin demasiados alimentos, ahora nos perjudica en un mundo en donde hay comidas grasientas y azucaradas por todos lados, pero nuestros recuerdos no se adaptan perfectamente para nuestra era de la información.
Nuestros antepasados cazadores-recolectores no necesitaban recordar números de teléfono o instrucciones palabra por palabra de sus jefes. Lo que tenía que recordar era cómo encontrar alimento y recursos y el camino a casa y qué plantas eran comestibles y cuáles eran venenosas.
Casi nada puede grabarse en nuestra memoria, y para mantenerla en buen estado, necesita la construcción de un edificio en la imaginación y rellenarlo con las imágenes de lo que hay que recordar. Este edificio imaginado podría recorrerse en cualquier momento en el futuro. Este edificio que después vendría a llamarse el “palacio de la memoria.”
La clave está en transformar los recuerdos que nuestro cerebro no está acostumbrado a recordar en lo que sí. Hay que crear imágenes que recordar para los palacios.
La teoría y estas técnicas para mejorar la memoria se basan en gran parte en el libro “Rhetorica ad Herennium”. Artículo en el NYT.

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